Un planeta errante descubierto en la constelación del Camaleón, a unos 620 años luz de la Tierra, está captando la atención de la comunidad científica. Este objeto, bautizado como
Cha 1107-7626, consume 6.000 millones de toneladas de polvo y gas por segundo, lo que representa la tasa de acreción más alta observada en un cuerpo de masa planetaria. Cha 1107-7626 posee entre cinco y diez veces la masa de Júpiter y, a diferencia de los planetas del sistema solar, no gira alrededor de ninguna estrella. Se desplaza de manera solitaria en el espacio, pero rodeado de un disco de material que alimenta su rápido crecimiento. Los especialistas destacan que este proceso no es constante, sino que ocurre mediante intensos episodios que multiplican su ritmo de desarrollo.
A free-floating planet has been seen devouring astonishing amounts of matter, hinting that stars and planets are more alike than we thought. https://t.co/WwWv7QWbVz
El hallazgo fue posible gracias al uso del Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral, en el desierto de Atacama. El equipo encabezado por Víctor Almendros-Abad complementó estas observaciones con datos del Telescopio Espacial James Webb y con archivos obtenidos por el espectrógrafo SINFONI, lo que permitió identificar un repentino incremento en la absorción de materia.
Uno de los aspectos más sorprendentes del estudio fue la detección de cambios químicos en el disco durante los episodios de acreción. Los investigadores comprobaron la aparición de vapor de agua solo en los momentos de máxima actividad, lo que indica que los campos magnéticos del planeta impulsan la caída de gas y polvo, un mecanismo hasta ahora relacionado únicamente con las estrellas jóvenes.
Nuevas incógnitas sobre los planetas solitarios
El descubrimiento plantea dudas sobre el origen de los planetas errantes. Tal como explica el astrónomo Aleks Scholz, aún no está claro si se forman como estrellas de baja masa o si, por el contrario, son planetas gigantes expulsados de sus sistemas originales. Para Belinda Damian, de la Universidad de St Andrews, “este hallazgo borra la frontera entre estrellas y planetas y nos ofrece una ventana única a las primeras etapas de evolución de estos objetos”.
Desde el Observatorio Europeo Austral, la investigadora Amelia Bayo añadió: “La idea de que un objeto planetario pueda comportarse como una estrella es sobrecogedora y nos hace replantearnos la diversidad de mundos que existen más allá del nuestro”. Con la futura entrada en funcionamiento del Extremely Large Telescope, se espera avanzar en la detección y el estudio de más mundos solitarios como Cha 1107-7626, para determinar si su comportamiento es excepcional o común en la galaxia.