San Luis Potosí, SLP.- La disputa por el agua en San Luis Potosí entra a una nueva etapa. El alcalde de la capital, Enrique Galindo Ceballos, anunció que pretende acelerar la separación del municipio de Soledad de Graciano Sánchez del organismo operador Interapas, un tema que desde hace meses genera tensiones políticas y dudas ciudadanas.
Mientras tanto, el titular del organismo, Daniel Hernández Delgadillo, sostiene reuniones con legisladores para definir las tarifas del servicio en 2026, un debate que se cruza con el futuro de la administración y el manejo del vital líquido en toda la zona metropolitana.
Galindo subrayó que no se trata de una ruptura hostil, sino de un proceso que —para él— debe abordarse con madurez política y sin perjuicio para ninguna de las partes. “Si Soledad tomó esa decisión, hay que respetarla. Lo importante es que se concrete de manera ordenada y con acuerdos claros”, afirmó el edil, quien aseguró que mantiene comunicación directa con el alcalde Juan Manuel Navarro para presentar un frente común ante el Congreso.
El trasfondo no es menor, las tarifas del agua y los esquemas de regularización de usuarios. Para Enrique Galindo, los programas de incentivos aplicados en la capital han permitido que más de 25 mil familias salden adeudos históricos. Incluso, plantea extender estas facilidades a comercios, recordando que para ellos el agua no solo es un derecho, sino un insumo indispensable para mantener sus negocios en marcha.
La discusión sobre tarifas y separación se da en paralelo a un anuncio mayor, un plan de infraestructura hídrica que, de concretarse, transformaría el futuro de la capital potosina.
Con un costo estimado de 1,200 millones de pesos, el proyecto contempla la rehabilitación del ducto de El Realito, la modernización de la presa, más de 100 kilómetros de drenaje y 80 de red potable, además de una sectorización que permitiría distribuir el recurso de manera más eficiente.
Galindo lo describe como una oportunidad histórica, ya que por primera vez la federación, el estado y el municipio estarían alineados para garantizar agua a San Luis Potosí durante los próximos 50 años. “No solo estamos resolviendo la crisis de hoy, estamos planificando el futuro de la ciudad”, sostuvo, asegurando que el plan dará certeza al desarrollo económico y urbano de la capital.
La narrativa oficial habla de visión a largo plazo y de coordinación inédita entre gobiernos. Sin embargo, la experiencia ciudadana recuerda que en San Luis Potosí los proyectos hídricos suelen quedar atrapados entre sobrecostos, fallas técnicas y promesas incumplidas.
La separación de Soledad del Interapas también abre un nuevo frente, ¿qué modelo de gestión implementará ese municipio y qué consecuencias tendrá para los usuarios? La intención de orden y coordinación contrasta con un historial de conflictos administrativos, rezagos financieros y servicios ineficientes que han marcado al organismo metropolitano.
Si bien el megaproyecto de 1,200 millones de pesos suena a solución definitiva, el verdadero reto será garantizar que no se repita la historia de obras fallidas como El Realito, que terminó siendo símbolo de promesas rotas más que de seguridad hídrica.
San Luis Potosí se juega su futuro en torno al agua. La capital enfrenta la disyuntiva de confiar en promesas de largo plazo o exigir resultados inmediatos. La separación de Soledad del Interapas y el ambicioso plan de infraestructura muestran una ciudad en encrucijada o se construye un modelo sólido que dé certeza a los próximos 50 años, o se sigue improvisando con parches y discursos que nunca llegan a concretarse.