El herpes zóster es una reactivación del virus varicela-zóster, el mismo que causa la varicela. Éste puede permanecer latente en los ganglios nerviosos y puede reactivarse años después, sobre todo cuando bajan las defensas, bien sea por la edad, por el estrés o por enfermedades crónicas, por ejemplo.
El jefe de la Unidad del Dolor del Hospital Quirónsalud Bizkaia, el doctor Fernando Torre Mollinedo, afirma que el herpes zoster “se inicia con dolor, picor o ardor en una zona concreta del cuerpo, y al cabo de 2-3 días aparecen las características vesículas o ampollas agrupadas en forma de banda o de ‘culebrilla’.
Añade que “el tratamiento con antivirales (aciclovir, valaciclovir…) es más efectivo si se inicia en las primeras 72 horas”.
Según subraya este experto, el control del dolor y el seguimiento médico son esenciales para evitar complicaciones. “El brote suele durar entre 2 y 4 semanas, pero puede dejar dolor persistente (neuralgia postherpética), especialmente en mayores de 50 años, y que afecta seriamente a la calidad de vida de quien lo padece”.
Si el dolor continúa a pesar de superar la infección
El doctor Torre Mollinedo explica que una vez que la erupción del herpes zoster ha sanado, incluso cuando las vesículas se hayan curado y desaparecido, puede darse el caso del paciente en el que continúa el dolor y otros síntomas que afectan a su calidad de vida.
Sostiene que el éxito del tratamiento en la neuralgia postherpética es mayor cuanto antes llegue el paciente a la unidad del dolor; y por eso insiste en la necesidad de que, si desaparecen todas las lesiones, pero un mes después sigue dándose ese dolor se acuda de nuevo a un especialista.
De hecho, destaca que la neuralgia posherpética presenta varios síntomas característicos que pueden variar en intensidad y duración: “El síntoma principal es un dolor constante y severo en la región donde se tuvo la erupción del herpes zóster. Este dolor puede ser ardiente, punzante o lancinante, similar a una sensación de quemazón o dolor eléctrico”.
Asimismo, señala el especialista de la Unidad del Dolor que otras características son la hipersensibilidad, el hormigueo, el entumecimiento, los calambres, o los espasmos musculares, así como una sensación de opresión, y alteraciones de la temperatura.
“Recomendamos a los pacientes que hayan tenido herpes y pasado un mes continúen con dolor que acudan a consultar porque con los bloqueos conseguimos disminuir el dolor, la inflamación y prevenir la lesión o acotar la fibrosis para que no vaya a más”, comenta el doctor Torre Mollinedo.
Generalmente, si el paciente llega a la unidad entre el primer y tercer mes, se suele conseguir un alivio del 80-90%, tal y como asegura.
“Si pasan 6 meses sin acudir a un especialista y continúan con dolor, la mejora se reduce al 50%, y a partir de un año las opciones terapéuticas son más complejas”, añade el especialista.
En qué consiste el tratamiento para el dolor posherpético
El tratamiento de la neuralgia posherpética en fases iniciales incluye fármacos neuromoduladores (actúan sobre el sistema nervioso central), los anticonvulsivantes (actúan sobre las unidades del calcio), así como los analgésicos clásicos y los corticoides, dado que disminuyen, entre otros puntos, la inflamación del nervio.
En casos refractarios, dice que se utilizan técnicas avanzadas en las unidades del dolor, como los bloqueos nerviosos, así como la radiofrecuencia y la neuromodulación del nervio; eso sí, aclara este experto del Hospital Quirónsalud Bizkaia, que siempre personalizando el tratamiento para cada paciente.
“Los bloqueos son diagnósticos y terapéuticos. Diagnósticos porque nos permiten conocer el punto diana del dolor. Y terapéuticos porque alivian el dolor del paciente”, apunta el doctor Torre Mollinedo.
Si la mejora es temporal, se pueden realizar sesiones repetitivas u optar por radiofrecuencia para interrumpir la transmisión del dolor sin afectar el sentido del tacto y la sensibilidad, asegura. “El porcentaje de recuperación siempre será mayor cuanto antes se llegue a la unidad”, zanja.
Cuanto más tiempo pasa, más lesión hay en el nervio, más inflamación se produce, al tiempo que se produce una fibrosis en el ganglio y cuando hay una lesión no se puede recuperar. Por eso si tras un mes o mes y medio después la persona sigue con dolor lo aconsejable es acudir a la consulta”, concluye.