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Profesiones con más riesgo de mutación genética de cáncer de pulmón

Los investigadores han presentado nuevas evidencias que sugieren que el historial laboral de los pacientes, de sus profesiones, podría influir en las alteraciones genéticas observadas en el cáncer de pulmón no microcítico (CPNM), concretamente en las mutaciones del gen KRAS, una de las más frecuentes en este tipo de tumores.
 
Los resultados de este análisis se han publicado en la revista CHEST y proceden del proyecto ATLAS, una iniciativa nacional de carácter observacional impulsada por el GECP para caracterizar el perfil molecular de los tumores torácicos en España.
 
“Estos datos aportan una dimensión novedosa: demuestran que el lugar de trabajo podría dejar una firma genética en los tumores. Debemos empezar a integrar la historia laboral en la evaluación del riesgo y en el abordaje terapéutico del cáncer de pulmón”, afirma Atocha Romero, directora del Laboratorio de Biopsia Liquida en Hospital Universitario Puerta de Hierro y miembro del GECP.
 
La relación entre KRAS y la ocupación de los pacientes
 
El estudio ATLAS se puso en marcha con el objetivo de determinar la prevalencia de alteraciones moleculares y dianas terapéuticas en los casos diagnosticados de cáncer de pulmón en los centros hospitalarios españoles, más allá de las ya ampliamente analizadas mutaciones EGFR y ALK.
 
En este contexto, ATLAS puso de manifiesto que la mutación KRAS es uno de los genes más frecuentes mutados en el cáncer de pulmón no microcítico metastásico.
 
En este subanálisis, se investigó si los distintos tipos de profesiones de los pacientes podría asociarse con mutaciones específicas de cáncer de pulmón.
 
En total, se analizaron 302 pacientes con cáncer de pulmón metastásico sin alteraciones en EGFR ni ALK.
 
El gen KRAS estaba mutado en el 34,1 % de los casos.
 
Esta alteración fue más frecuente entre los trabajadores de servicios personales (66,7 %) y trabajadores de oficios de la construcción (58,8 %). Los cocineros y los pintores destacaron como ocupaciones con mayor prevalencia de mutaciones KRAS, alcanzando un 70 % y 66,7 %, respectivamente.
 
Además, empleando una clasificación en función de exposición a carcinógenos, el grupo de profesionales con potencial exposición a químicos presentaba una tendencia de mayor prevalencia de mutaciones en KRAS (43,2 %).
 
Por contra, otros grupos profesionales como los trabajadores del ámbito de la informática, o de manera más global aquellos agrupados bajo la categoría oficinistas, presentaban mutaciones en KRAS con mucha menor frecuencia: 0% en el grupo de informática y 19,7% entre oficinistas.
 
Los investigadores realizaron un análisis ajustado por sexo y consumo de tabaco. Por ejemplo, aunque los pintores eran en su mayoría grandes fumadores, su tasa de mutación KRAS era incluso superior a la esperada por su nivel de tabaquismo, lo que apunta a un efecto adicional debido a la exposición laboral.
 
Además, dentro de las distintas variantes de la mutación KRAS, la G12C, habitualmente ligada al tabaco fue significativamente más frecuente en trabajadores de servicios personales (33,3?% frente al 11,6?% del resto de la población de estudio).
 
La mutación G12A se asoció más a los pintores, 22,2?%, frente al 2 % del resto de población del estudio.
 
Para Roberto Serna, autor principal del estudio, “el hecho de que la variante G12C aparezca con más del doble de frecuencia en trabajadores de servicios personales, a pesar de no ser grandes fumadores, sugiere que se debe estudiar en mayor profundidad si la exposición a compuestos habituales en los vapores de cocina, como los hidrocarburos aromáticos, pueden actuar como mutágenos selectivos igual que los disolventes, pinturas y compuestos metálicos usados por los pintores y barnizadores podrían desempeñar un papel similar”.
 
Programas de vigilancia molecular en colectivos profesionales
Para los investigadores del GECP, estos datos refuerzan la necesidad de programas de vigilancia molecular dirigidos a colectivos profesionales concretos, además de tener implicaciones clínicas y abrir nuevas líneas de investigación.
 
Los autores subrayan que identificar subgrupos de riesgo laboral puede facilitar campañas de cribado precoz orientadas y, a medio plazo, contribuir al diseño de consejos preventivos personalizados.
 
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