La llegada de Camina o muere a las salas de cine promete sacudir a los espectadores con una propuesta que trasciende el mero entretenimiento: la adaptación de la primera novela escrita por Stephen King, bajo el seudónimo de Richard Bachman, se estrena hoy 25 de septiembre y plantea una reflexión incómoda sobre la resistencia humana y la obediencia en contextos extremos.
Dirigida por Francis Lawrence, conocido por su trabajo en “Los Juegos del Hambre”, la película traslada al espectador a un Estados Unidos alternativo, devastado por la guerra y sometido a un régimen autoritario. En este escenario, el gobierno organiza una competencia anual en la que cincuenta adolescentes, uno por cada estado, deben caminar sin descanso a una velocidad mínima de 5 km/h. Detenerse o reducir el ritmo implica recibir advertencias y, tras la tercera, la ejecución inmediata por parte de soldados que vigilan el recorrido. El único objetivo es sobrevivir: solo uno puede quedar en pie y reclamar el premio prometido, mientras el resto sucumbe ante la presión física y psicológica.
El relato, que Stephen King escribió a los 17 años y que se publicó años después, se erige como una alegoría sobre el sacrificio de la juventud en nombre de sistemas implacables. La novela, considerada una de las más personales y políticas del autor, encuentra en la versión cinematográfica una traducción visual que no suaviza la brutalidad ni la desesperanza. La cámara de Francis Lawrence opta por un ritmo deliberado, acompañando a los jóvenes durante kilómetros interminables y sumergiendo al público en el mismo agotamiento y tensión que experimentan los protagonistas.
El elenco juvenil, encabezado por Cooper Hoffman en el papel de Ray Garraty, destaca por la complejidad y vulnerabilidad de sus interpretaciones. David Jonsson aporta humanidad como Peter McVries, el aliado inesperado de Garraty, mientras que Charlie Plummer encarna a Gary Barkovitch, uno de los personajes más crueles y provocadores de la historia. El reparto se completa con Ben Wang, Roman Griffin Davis, Garrett Wareing, Tut Nyuot y Jordan Gonzalez, junto a figuras consolidadas como Mark Hamill, quien interpreta al Comandante encargado de supervisar la competencia, y Judy Greer, en el papel de la madre de Garraty.
La película no solo se apoya en la tensión psicológica y la violencia explícita, sino que también explora la solidaridad y los lazos que se forman entre los participantes. A pesar del entorno hostil, emergen momentos de camaradería y gestos de humanidad que intensifican el drama y la tragedia de la historia. La presencia de Mark Hamill como la autoridad represiva añade una dimensión inquietante, reforzando la crítica a la violencia institucionalizada y la obediencia ciega.