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Conflicto de transportistas en la Alameda

No se trata únicamente de un pleito por espacios, sino de un problema que exhibe la falta de regulación clara y coordinación entre las instituciones responsables

San Luis Potosí, SLP.- El conflicto en la zona de la Alameda entre taxistas y operadores del transporte urbano es el reflejo más evidente de la ausencia de autoridad. No se trata únicamente de un pleito por espacios, sino de un problema que exhibe la falta de regulación clara y, sobre todo, de coordinación entre las instituciones responsables.
 
La propia secretaria de Comunicaciones y Transportes, Araceli Martínez Acosta, reconoció que la fricción se origina porque “no respetan los lugares”. Una declaración que parece más un diagnóstico superficial que una respuesta efectiva. Lo cierto es que el desorden persiste porque la SCT, que tiene la facultad de asignar y regular los espacios de ascenso y descenso, ha permitido que se normalicen los abusos, taxis en doble fila, camiones que invaden zonas no autorizadas y usuarios que quedan atrapados en medio de disputas.
 
Por su parte, la Dirección de Tránsito y Vialidad, a cargo de Armando Puente Puente, ha alzado la voz para exigir que la SCT asuma un papel más firme. La advertencia no es menor, mientras no se definan lugares adecuados, los accidentes seguirán ocurriendo. El reciente percance en la Central Camionera —donde un camión impactó contra varios taxis mal estacionados— es apenas un síntoma de un problema más profundo que también se replica en la Alameda.
 
El fondo del conflicto es la falta de reglas claras y la nula vigilancia para hacerlas respetar. Si cada corporación actúa de manera aislada y la SCT se limita a quitar sitios cuando el desorden crece, el caos seguirá mutando de un punto a otro sin solución real.
 
La respuesta no puede seguir siendo reactiva. Hace falta un rediseño integral de la movilidad en estas zonas, reubicar paradas, establecer un sistema de control digital de espacios, fijar sanciones inmediatas a quienes incumplan y, sobre todo, mantener un trabajo coordinado entre Tránsito y la SCT.
 
La Alameda no puede seguir siendo rehén de disputas entre choferes ni de la pasividad institucional. El orden no se construye con declaraciones, sino con decisiones firmes que garanticen seguridad para usuarios, peatones y operadores. Porque lo que hoy se juega en esas calles no es un espacio de estacionamiento, sino la confianza ciudadana en sus autoridades.
 
 
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