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Dejar de ser… lo más complicado de llegar a ser

Desde el Lunar Azul

Dicen que en política —como en la búsqueda del poder— lo más difícil no es llegar, sino el instante en que dejas de ser.

En lo nacional lo vemos con el residente de Palenque, que mantiene en una encrucijada a su sucesora, la doctora Claudia. Un día sí y otro también, la presidenta tiene que desgastarse defendiendo casos de corrupción que escalan mediáticamente y que, en estricto sentido, no tendría por qué cargar a cuestas. Aunque forman parte del mismo movimiento, la lógica del poder es implacable: el árbol debe sacudirse para dar paso a nuevos proyectos y liderazgos.

Ayer entró el equinoccio de otoño. Quizá valdría la pena que los políticos entendieran un poco la dinámica de la naturaleza: todo ciclo madura, decae y, tarde o temprano, se renueva.

Y aquí, en nuestra tierra, el tema que más preocupa es cómo la actual dueña del bastón de mando asumirá el momento —cada vez más cercano— de entregarlo al siguiente candidato de su partido. Siempre y cuando, claro, no repita la vieja tradición de los exgobernadores de negarle respaldo al abanderado oficial. Ahí nacen las fracturas internas: heridas imposibles de cerrar si quien ejerce el poder en ese instante no respeta la dinámica inexorable de la sucesión.

Lo vivieron los rojos cuando, de la nada, entregaron el poder a los azules. Y no porque un “mosco” haya sido la revelación electoral, sino gracias a las traiciones y rupturas de los grupos hegemónicos del otrora partido aplanadora. Lo permitió su implosión interna.

Más cerca en el tiempo, lo demostró el caso de la soñadora Lore: en su afán de alquimias electorales, perdió por nada ante el candidato azul, respaldado por el gobernador rojo saliente. Ahí están las pruebas para quienes, dentro del PAN, todavía no entienden que remar en contra, con remeros divididos, lleva inevitablemente al naufragio.

La arrolladora guinda ya está lista para venir por el “lunar azul”, si es que la imprudencia y el síndrome de hubris hacen de las suyas en estas tierras.

Por eso, más valdría que quienes andan metiendo ruidos sin sentido en el ambiente hidrocálido se concentren en lo urgente: construir candidaturas de unidad. Se trata de buscar a sus mejores perfiles, no a los que mejor se arrastren a los pies de quien define.

La contienda del 2027 no será sencilla, y parece que en Acción Nacional todavía no dimensionan lo que representa conservar Aguascalientes y Querétaro (porque Chihuahua ya se entregó, víctima de sus propias borracheras de poder) para el futuro del partido rumbo al 2030.

O se acomodan, por su propio bien, o la aplanadora guinda podría llegar con un outsider, un bulldozer que no dejaría ni tiempo de ver las placas. Ojo: la amenaza no está afuera, sino adentro. Los perfiles locales guinda son de bajo impacto, pero si la presidenta y sus asesores detectan la oportunidad de arrebatarles el lunar azul, lo harán sin dudarlo.

Y para el inédito secretario de Gobierno: ojalá entienda. Ya usufructuó demasiado la tierra de las brujas. Las inversiones en Jalisco no se cuidan solas, requieren atención.

Hasta aquí subió la roca.

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