El príncipe Harry volvió a Inglaterra para una serie de compromisos benéficos y el homenaje a Isabel II en el tercer aniversario de su muerte. El viaje coincidió con un esperado reencuentro con su padre, el rey Carlos III, en Clarence House, el pasado 10 de septiembre. Según medios británicos, ambos compartieron un encuentro “positivo” tras meses de silencio, lo que ha alimentado rumores de reconciliación.
Las tensiones entre padre e hijo se intensificaron tras la publicación de Spare y la decisión de Harry de mudarse con Meghan Markle a California en 2020. Aunque en julio comenzaron los primeros acercamientos gracias a intermediarios, el regreso del duque a la agenda institucional sigue descartado. Fuentes de Palacio reiteran que no habrá un modelo “híbrido”: la monarquía necesita unidad entre Carlos y Guillermo, sin excepciones.
Mientras el entorno de Harry interpreta el gesto como una apertura, voces cercanas a Buckingham advierten que su equipo podría estar aprovechando la vulnerabilidad del monarca, diagnosticado con cáncer, para reposicionar la imagen del príncipe.
En contraste, la familia real proyectó cohesión durante la visita de Estado de Donald Trump, con Carlos, Camila, Guillermo y Kate desplegando lo que la prensa describió como un “triunfo diplomático”. Harry, en señal de deferencia hacia su padre, mantuvo un perfil bajo en esos días, evitando solapar la agenda oficial.
Por ahora, el deshielo parece limitarse a un té y un trozo de pastel, sin señales reales de que el duque pueda volver al núcleo de la Corona.