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Robo de infraestructura urbana: mercado negro que alimenta la inseguridad

“Se han llevado desde postes completos hasta bancas de parques”: Juan Antonio Villa

San Luis Potosí, SLP.- San Luis Potosí enfrenta un fenómeno que va más allá del simple vandalismo, la desaparición de infraestructura pública a manos de delincuentes que encuentran compradores para bancas, postes de luz, cableado e incluso esculturas. El resultado es visible: avenidas enteras sin alumbrado y espacios públicos deteriorados, mientras el patrimonio ciudadano se convierte en negocio ilícito.
 
El alcalde Enrique Galindo Ceballos reconoció que, aunque la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), ha logrado algunas detenciones, la raíz del problema se encuentra en el mercado negro que sostiene este delito. “El robo solo existe porque alguien lo compra”, advirtió.
 
El funcionario municipal insistió en que la estrategia no puede limitarse a detener a quienes arrancan cableado o mobiliario, sino también a sancionar a los compradores que convierten el hurto en un negocio rentable. La instrucción al titular de la SSPC, Juan Antonio Villa, ha sido clara, identificar a los responsables de adquirir estos bienes robados y cortar la cadena de comercialización.
 
Casos como el robo de una escultura en Plaza Milenio reflejan la magnitud del problema. “Se han llevado desde postes completos hasta bancas de parques; mientras exista quien pague por ello, seguirá ocurriendo”, subrayó el edil, al tiempo que pidió mayor colaboración ciudadana para denunciar.
Por su parte, el director de Servicios Municipales, Christian Azuara, detalló que la mayoría de reportes no corresponden al robo de cableado, sino a daños provocados directamente contra el alumbrado y el mobiliario urbano. Aseguró que se han reforzado operativos en zonas vulnerables y que la sindicatura municipal prepara denuncias ante la Fiscalía para exigir sanciones y recuperar el gasto público destinado a reparaciones.
 
El trasfondo de esta situación revela una cadena de omisiones, falta de vigilancia suficiente, un mercado negro activo y ciudadanos que padecen las consecuencias con calles a oscuras e inseguridad creciente. El reto no solo está en reponer lo robado, sino en romper el círculo que convierte el patrimonio común en mercancía clandestina.
 
 
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