La diputada Fuensanta Guadalupe Guerrero Esquivel (PRI) presentó una iniciativa en la Cámara de Diputados para crear el Padrón Nacional de Personas Sancionadas por Violencia contra los Animales, una herramienta de carácter preventivo que busca impedir que quienes hayan cometido actos de crueldad contra animales puedan volver a tenerlos bajo su cuidado o trabajar con ellos.
La propuesta contempla adicionar los artículos 420 Bis 1, 420 Bis 2 y 420 Bis 3 al Código Penal Federal, y plantea que el padrón sea administrado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en coordinación con la Fiscalía General de la República (FGR). El documento fue turnado a la Comisión de Justicia, con opinión de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
De acuerdo con la legisladora, el padrón contendrá datos como nombre completo del condenado, CURP, entidad de residencia, naturaleza del delito y tiempo de inhabilitación. Durante ese periodo, las personas inscritas no podrán adoptar o adquirir animales, desempeñarse en criaderos, zoológicos, veterinarias o albergues, ni tener mascotas en casa salvo autorización expresa de un juez.
Guerrero Esquivel subrayó que el registro será de acceso público, respetando los derechos humanos y la protección de datos personales, y aclaró que no busca el castigo social, sino prevenir la reincidencia de actos de crueldad animal.
“Proteger a quienes no pueden defenderse es también protegernos a nosotros mismos. Este registro no es una herramienta de venganza, sino una medida preventiva para garantizar una convivencia ética y justa”, afirmó.
La diputada destacó que aunque la mayoría de los estados ya tipifican el maltrato animal como delito, a nivel federal no existe aún un marco homogéneo que brinde certeza legal y sanciones claras. Consideró que legislar en favor de los animales es reflejo de un cambio cultural en el país, donde cada vez se reconoce más a los animales como seres sintientes con capacidad de experimentar dolor y sufrimiento.
Advirtió además que el maltrato animal representa un riesgo social, pues diversos estudios han documentado su vínculo con conductas violentas hacia mujeres, niños y adultos mayores.