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Amores Perros, 25 años de disciplina y riesgo en el cine

Gustavo Sánchez Parra confesó que Amores Perros (2000), lo obligó a salirse de la comodidad del teatro. Recordó que en las pruebas para su personaje, Octavio, Alejandro González Iñárritu le pidió hablar como alguien de la calle.

"Me dijo, tú hablas muy claro, muy perfecto, pero este personaje tiene un calor, es de la calle. Yo le respondí que si lo hacía a partir de un cliché, iba a sonar forzado. Le pedí tiempo para investigar cómo hablaban en ese entorno. Después me pidió que le pusiera un tic nervioso y de nuevo tuve que pensar de dónde venía. Llegué con varias propuestas y él eligió cuáles usar. Confiaba mucho en su intuición y yo creo que eso se dejó ver en toda la película", relató.

El actor compartió estas memorias en Puerto Vallarta, durante el segundo encuentro magistral celebrado como parte de las actividades del Ariel 67, organizadas por Filma Jalisco.

Bajo el título "Amores Perros: 25 años de una historia que marcó al mundo", la sesión reunió a los productores Mónica Lozano y Francisco González Compeán, al asistente de dirección Carlos Hidalgo y al propio Sánchez Parra, con la moderación de Alejandro Tavares, director de Filma Jalisco.

El público asistente en el auditorio del Centro Universitario de la Costa también pudo ver imágenes del detrás de cámaras, lo que dio pie a recordar las exigencias físicas y técnicas de la película.

"Me dijeron que iba a ir tatuado, que debía ir al gimnasio y pintarme el pelo. Cuando me vi en el espejo pensé: a este personaje le gusta que lo vean, por eso se pone el pelo amarillo. Empecé a caminar por la calle con camisetas apretadas, retando a la gente. Yo soy tranquilo, pero el personaje tenía que mostrarse. También el entrenamiento con los perros implicó mucho esfuerzo físico y mental", dijo Sánchez Parra.

El asistente de dirección Carlos Hidalgo recordó que la clave del proyecto fue la preparación.

"Alejandro siempre fue un personaje que metió disciplina y pasión. Una de las enseñanzas más bellas fue el tiempo que le dedicó a la preparación. Todas las cabezas de departamento trabajamos 14 semanas de preproducción y 10 de rodaje. Entre más tiempo de preparación, más parecido es el resultado final a la idea inicial. Por eso el guion es casi idéntico a la edición", señaló.

Ese rigor también se reflejó en la forma de filmar las peleas de perros.

"Tuvimos que decidir con anticipación cuáles serían las diez peleas. Mandamos a hacer dobles de los animales y mangas para los ataques, pero en realidad estaban con los hocicos amarrados y no se lastimaban. Los planos cerrados simulaban las mordidas. No maltratamos a nadie. Puro fan de los canes en esta película", explicó Hidalgo.

La secuencia del choque, que conecta las tres historias de la cinta, fue otro reto mayor. Con 14 cámaras y solo dos autos disponibles, el rodaje dependía de una toma única.

"Ensayamos ocho horas y a las cuatro y media de la tarde, con la luz perfecta, rodamos. Pero minutos antes empezó a llover. Se rompió una calavera, pero lo resolvimos. Fue una tarde sufrida y gloriosa", recordó.

Para los productores, que debutaban en largometraje, la experiencia fue determinante.

"Leímos por primera vez el guion, entonces titulado Perro Blanco, Perro Negro, y era un texto poderoso. A los 15 días ya estábamos preparando una película sin experiencia previa. Fue un reto mayor, pero la mejor escuela para entender que hacer cine es una responsabilidad y un compromiso", afirmó Lozano.

El presupuesto final fue de 24 millones de pesos, cifra elevada para finales de los noventa.

"Era la primera película de muchos. La primera de Gustavo, la primera de Mónica y mía como productores, la primera de Iñárritu como director. Era una apuesta grande. Ahora pienso que si alguien me dijera que un grupo sin experiencia iba a hacer una cinta tan ambiciosa, me pondría nervioso, pero lo logramos", apuntó González Compeán.

Ese riesgo tuvo recompensa. Amores Perros fue nominada al Óscar a Mejor Película Extranjera en 2001, lo que sorprendió a su equipo.

"Era el inicio del internet, me conecté a la página de la Academia de Estados Unidos y refrescaba una y otra vez para ver la lista de nominados. Cuando sonó el teléfono, supe que estábamos nominados. Fue transformador", recordó el productor.

 

 

 

 

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