Las palabras le costaron el puesto a Salvador Ramírez. El ahora excoordinador de Comunicación Social de Morena en la Cámara de Diputados presentó su renuncia luego de la ola de críticas que desataron sus declaraciones sobre el asesinato de Charlie Kirk, activista conservador estadounidense.
En una mesa de debate televisiva, Ramírez afirmó: “Si Charlie Kirk estuviera con vida, a lo mejor le gustaría escuchar lo que voy a decir, porque lo que voy a decir es muy ‘anti woke’. Seguramente le gustaría. Le dieron una cucharada de su propio chocolate, le dieron una cucharada a alguien que promovía el uso de armas (…)”.
Sus palabras fueron catalogadas como “muy desafortunadas”, incluso por voces internacionales. Christopher Landau, actual subsecretario de Estado de Estados Unidos y exembajador en México, reaccionó con dureza en redes sociales: “¿Este es el nivel de ‘discurso’ que promueven en su canal? Me da vergüenza haber interactuado con ustedes durante mi gestión como embajador de Estados Unidos en México”.
Horas después de la controversia, Ramírez ofreció disculpas públicas y, posteriormente, anunció en su cuenta de X que dejaría el cargo para no afectar a su bancada. “He tomado la determinación de presentar la renuncia a mi cargo en el Grupo Parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados. Lo anterior lo hago porque no quiero afectar bajo ninguna circunstancia que los comentarios de los cuales me disculpé e hice a título personal, se relacionen con el Grupo Parlamentario”, escribió.
Landau, que se autonombró “El quitavisas” por su disposición a señalar a quienes “glorifican la violencia”, reiteró que ese tipo de expresiones no son aceptables: “Algunos usuarios en redes sociales glorifican la violencia. Esas personas no son visitantes bienvenidos en nuestro país”, advirtió.
El caso ha reavivado el debate sobre los límites de la opinión pública y la responsabilidad de los funcionarios al emitir juicios, especialmente en temas sensibles como la violencia armada en Estados Unidos.
Mientras tanto, en Utah avanza la investigación por el homicidio de Charlie Kirk. Tyler Robinson, un joven de 22 años, fue detenido y acusado formalmente tras confesar a un familiar que era responsable del ataque. Según autoridades locales, Robinson mantenía un “profundo desdén” por las posturas del activista. El gobernador Spencer Cox reveló que el acusado se había vuelto “más político” en meses recientes y que incluso habló durante una cena sobre la visita de Kirk a Utah.
La renuncia de Ramírez marca un episodio más en la tensión diplomática que generan los comentarios de actores políticos mexicanos respecto a la agenda conservadora en Estados Unidos.