México cuenta con 950 mil kilómetros de carreteras, de los cuales 11 mil corresponden a carreteras de cuota y alrededor de medio millón son caminos rurales
Para que la infraestructura carretera de México avance y sea cada vez más sostenible, no basta únicamente con realizar una evaluación de la red para conocer su estado físico, también se requiere desarrollar una estrategia integral de inversión.
Francisco Ramírez Moreno, director Corporativo y Compliance de Promotora y Operadora de Infraestructura (Pinfra), comentó que una vez que se tuviera el diagnóstico de la red carretera se tendría que hacer una estrategia y, en algunos casos, contar con inversiones mixtas.
"Si se hace de esta manera, se tendría que pensar en el retorno de inversión y en poner casetas, esto llevaría a tener una carretera de cuota o pensar de dónde saldrá el presupuesto para reingresar la inversión que se le meta", explicó.
Ramírez subrayó que la participación de la iniciativa privada es atractiva y necesaria, ya que el desarrollo vial es costoso y requiere capacidad financiera adicional. Esto no significa que el Estado pierda su papel, pues el Gobierno debe mantener un rol fundamental en supervisión, control, regulación, normatividad y seguimiento exhaustivo de cada proyecto.
El especialista precisó que México cuenta con 950 mil kilómetros de carreteras, de los cuales 11 mil corresponden a carreteras de cuota y alrededor de medio millón son caminos rurales. Las autopistas de cuota suelen implementar procesos de sostenibilidad y están bajo supervisión de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y otros entes públicos, sin embargo, muchas carreteras federales carecen de pasos de fauna, sistemas de energía limpia y seguimiento ambiental constante, salvo algunas excepciones donde la inversión es significativa debido al volumen de tránsito.
Para Ramírez, hablar de autopistas sostenibles implica mucho más que garantizar buen pavimento o programas de mantenimiento, la verdadera sostenibilidad en infraestructura debe concebirse desde cuatro dimensiones clave: ambiental, social, económica y de ética y gobernanza. Cada carretera deja de ser solo un medio de conexión física y se transforma en un proyecto integral que impacta directamente a las comunidades, a la economía regional y al medio ambiente.
Finalmente, destacó que, con la relocalización de empresas, muchas compañías que llegan a México ya aplican políticas de sostenibilidad en sus operaciones. Por ello, si el País no desarrolla su infraestructura al ritmo y con la visión que exige la demanda empresarial, podría perder competitividad frente a otros destinos de inversión, afectando su crecimiento económico y desarrollo regional a largo plazo.