San Luis Potosí, SLP.- San Luis Potosí vive un fenómeno creciente que ya se convirtió en una crisis ambiental y de movilidad, el uso indiscriminado de motocicletas, cuatrimotos y “razers” en áreas naturales protegidas y en la propia zona metropolitana de la capital.
La Sierra de San Miguelito, pese a estar bajo amparo ambiental, se ha convertido en tierra de nadie donde motociclistas ingresan sin control, deteriorando senderos y ecosistemas. Lo mismo ocurre en el Cerro de San Pedro y en Armadillo de los Infantes, donde habitantes denuncian que visitantes en vehículos recreativos ignoran las restricciones y dejan daños a la naturaleza y a las comunidades.
Pero el problema no se queda en el campo. En la capital potosina, el descontrol también se refleja en colonias y avenidas principales, motocicletas conducidas por menores de edad, falta de casco certificado, exceso de velocidad, invasión de carriles y accidentes que, de acuerdo con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), representan ya 3 de cada 10 percances viales en la zona metropolitana.
El secretario Juan Antonio Villa Gutiérrez advirtió que se ha intensificado la vigilancia. El Reglamento de Tránsito obliga a los motociclistas a portar casco con certificación oficial, pero aún persiste la práctica de usar modelos inadecuados por razones económicas.
Las sanciones por no portar casco certificado ascienden a 6 UMAs (678.84 pesos), tanto para el conductor como para el acompañante. Aunque el número de infracciones ha bajado, Villa señala que la conciencia aún es insuficiente, sobre todo en colonias donde jóvenes toman las motos familiares por las noches para realizar acrobacias peligrosas.
Además, se aplica el reglamento que prohíbe la circulación de motocicletas menores a 450 centímetros cúbicos en vías rápidas como Salvador Nava, obligándolas a transitar por laterales. Villa,señala que los accidentes más graves no ocurren en avenidas principales, sino en colonias de la periferia, donde no se respetan los altos y semáforos.
El aumento de motocicletas en la ciudad tiene origen en la pandemia, con el auge de servicios de reparto a domicilio. Actualmente circulan más de 400 mil motocicletas en la zona metropolitana, con un incremento del 15% en el último año. La falta de un padrón confiable complica dimensionar el número de accidentes, pero autoridades reconocen que el fenómeno se ha salido de control.
Los repartidores, presionados por cumplir tiempos de entrega, suelen invadir carriles, circular entre automóviles y exceder los límites de velocidad, poniendo en riesgo tanto a peatones como a automovilistas.
Los expertos insisten en que el casco es la principal diferencia entre un accidente leve y una tragedia. Para considerarse certificado y seguro, un casco debe:
Cumplir con la Norma Oficial Mexicana (NOM-206-SCFI-2018) o estándares internacionales como DOT (EE. UU.) o ECE (Europa).
Cubrir completamente la cabeza, preferentemente de tipo integral (full face).
Contar con sistema de retención firme (cierre de doble anillo o micrométrico).
Tener etiqueta visible de certificación.
Materiales resistentes a impactos y visera transparente para mejorar la visibilidad.
El uso de cascos “decorativos” o de baja calidad no ofrece protección real y está prohibido.
El problema no se limita a la imprudencia individual. La ausencia de una política integral para regular motocicletas, razers y scooters ha permitido que se conviertan en una amenaza tanto para el medio ambiente como para la seguridad vial.
Mientras los ecosistemas de la Sierra de San Miguelito y otros parajes se desgastan, la ciudad enfrenta un crecimiento desordenado de motos que saturan calles, generan accidentes y carecen de un registro confiable.
La urgencia es clara, las autoridades deben establecer un padrón, aplicar con rigor el reglamento y garantizar que quienes conduzcan estos vehículos lo hagan bajo condiciones seguras y responsables. De lo contrario, San Luis Potosí seguirá perdiendo territorio natural y vidas humanas en el asfalto.