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Se rezaga México en la discusión por las 40 horas

En Chile, la primera reducción de la jornada legal de 48 a 45 horas semanales se aprobó en 2001 y entró en vigencia en 2005

Si bien la discusión sobre la reducción de la jornada laboral se tiene sobre la mesa en México, el País está a la zaga en la legislación en esta materia, ya que desde hace varias décadas ya es una realidad en varios países de América Latina.
 
 Según el estudio "Reducción de la jornada laboral: evolución global y desafíos para América Latina", publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Ecuador fue el primer país en establecer una jornada de 40 horas semanales, como resultado de un proceso en dos etapas: primero, la reducción de 48 a 44 horas en 1938 y luego de 44 a 40 horas en 1980.
 
 En Brasil, la jornada se redujo de 48 a 44 horas semanales en 1988 por medio de una reforma constitucional y actualmente está en debate la eliminación de seis días de trabajo por uno de descanso.
 
 En 1999, Venezuela decretó una reducción de 48 a 44 horas semanales y en 2012 la Ley Orgánica del Trabajo de los Trabajadores y Trabajadoras (LOTTT) disminuyó la jornada diurna a un máximo semanal de 40 horas, con dos días continuos de descanso a la semana.
 
 En Chile, la primera reducción de la jornada legal de 48 a 45 horas semanales se aprobó en 2001 y entró en vigencia en 2005.
 
 Actualmente, Colombia y Chile se encuentran implementando leyes para reducir progresivamente la jornada laboral.
 
 El estudio advirtió que las iniciativas de reducción de horas con semana laboral de cuatro días en varios países muestran resultados positivos tanto en términos de la salud económica de las empresas como del bienestar de los empleados, incluyendo su salud mental y física, así como su satisfacción en el ámbito laboral.
 
 En estos resultados empíricos, se reporta una alta satisfacción con los nuevos arreglos de tiempo de trabajo, junto con mejoras en las ventas, reducción del ausentismo y una ligera disminución en las renuncias.
 
 Sin embargo, la evidencia apunta que estos resultados se dan en sectores específicos.
 
 "Es importante destacar que estas experiencias no derivan de cambios legislativos a nivel nacional, sino que corresponden a iniciativas implementadas en sectores o empresas específicas. Por ello, deben considerarse las limitaciones para generalizar estos resultados.
 
 "Tanto las empresas participantes como los trabajadores involucrados pueden presentar características previas que los hacen más propensos a experimentar o reportar efectos positivos, y además resulta difícil establecer contrafactuales adecuados o evaluar los costos totales asociados a estas iniciativas", señaló la OIT.
 
 El organismo internacional señaló que se deben tomar en consideración cuatro aspectos para evaluar el impacto de la reducción de la jornada laboral.
 
 En primer término, las condiciones macroeconómicas e institucionales imperantes; después el diseño de la política, ya sea gradual o inmediata y el nivel de la reducción; otras políticas que podrían implementarse para complementar o compensar los posibles impactos y si estos cambios son resultado del diálogo social o son impuestos.
 
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