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HOMILÍA: ¡Cuidado con el pensar del hombre!

El pensamiento humano, no es seguro, y es inestable; ya que, es muy  fácil cambiar la manera de pensar, y también de parecer.
 
Por lo mismo, no hay que fiarse de lo que dicen los hombres. Si nos dejamos llevar por lo que otros dicen, estaremos  viviendo en un error.
 
El razonar humano, ha venido  a ser poco razonable.
 
No se diga hoy, que estamos afectados por el  pensar posmoderno. Dónde cada quien tiene  su verdad, y pocos buscan la verdad absoluta.
 
Y, aún ante lo evidente, se obtienen conclusiones muy  diversas.
 
Decía Nietzsche: “No hay hechos, solo interpretaciones” . 
 
Porque un mismo hecho, se ve y se interpreta de múltiples maneras, todo de acuerdo al que interpreta.
 
Las interpretaciones, son subjetivas, y dependen del sentir momentáneo del interprete. Y esa actitud, lejos de acercarnos a la verdad, nos aproxima a la mentira.
 
Hoy dice la Escritura: “Los  pensamientos de los mortales son inseguros y sus razonamientos pueden equivocarse, porque un cuerpo corruptible hace pesada el alma y el barro de que estamos hechos entorpece el entendimiento”. (Sab.9).
 
Si cambian los sentimientos, cambian también los pensamientos. Por eso, no podemos fiarnos del pensar humano; porque es muy fácil, cambiar de parecer.
 
El hombre llega a confundir el bien con el mal; y los apegos, le impiden reconocer su error.
 
La única verdad absoluta, es la que viene de Dios. Por eso,  hoy nos dice el Señor: “Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún a sí mismo, no puede ser mi discípulo”. (Lc.14).
 
Nuestros padres también se equivocan, porque son humanos. Y, los afectos familiares nos   pueden cegar, y hacer pensar, que, por ser familia,  están en lo cierto.
 
El único maestro, que tiene la verdad, es el Señor. Por eso, hoy nos dice: que si no lo preferimos a Él, antes que a otra persona, no podemos ser sus discípulos.
 
No permitamos que los afectos nos cieguen, y nos impidan ver la realidad. 
 
Y, que el Señor, sea nuestro único guía.
 
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez 
 
 
 
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 14, 25-33
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
 
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
 
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?
 
No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.
 
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
 
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
 
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
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