Desde el asiento 13F de la sala de cine 1 del Scotiabank Theatre de Toronto, J Balvin vio por primera vez Little Lorraine, filme que marca su debut como actor, en el papel de un agente de la Interpol, Óscar Lozano, que busca desarticular una célula de narcotraficantes en Nueva Escocia, Canadá.
Rodeado por mucho público local y pocos latinos, el colombiano, de 40 años, fue un espectador más, que sólo entró con su asistente y el elenco, director y equipo de producción, al estrenar anoche la película en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF).
La estrella musical, que suele llevar un séquito de hasta 10 personas, se volvió una figura más del engranaje cinematográfico. Nada que ver con glamour o guardaespaldas.
Jose, como le dicen en su entorno, estuvo en Toronto sólo por 29 horas, y tras su llegada, de noche, madrugó para cumplir con los compromisos promocionales de Little Lorraine, dirigido por Andy Hines, su buen amigo y director de sus videos "Ahora" y "Contra la Pared", que hizo con Sean Paul. Además, trabajaron juntos para clips de un par de filmes comerciales y promocionales de Spotify.
"Esto es el inicio de un montón de cosas en la actuación. Me quiero probar en todo, no quiero dejar de experimentar y quiero ser siempre el que prueba", dijo Balvin, en entrevista posterior a la función, de dos horas.
Apenas corrieron los créditos de la película, basada en hechos reales y estelarizada por quien fuera el popular Oliver Queen de Arrow, el orgulloso canadiense Stephen Amell, Balvin le marcó a su mujer, Valentina, y le dijo que la gente se conmovió con la historia. Se la pasó comiendo palomitas y tomó refresco de cola. Apagó y guardó su celular, tal como lo marca el protocolo, y disfrutó su debut en el TIFF.
Luego de haber dado entrevistas por la mañana y de haber comido con votantes del Globo de Oro, el intérprete de "Mi Gente" y "Loco Contigo" asistió al photocall del filme, en el Roy Thomson Hall, y se enfiló a la premier mundial. Participó en la serie de preguntas y respuestas con la audiencia y quedó impresionado de los halagos que recibió Stephen McHattie, el actor que, como el Tío Huey, se robó la película de principio a fin.
Entre el trayecto de su hotel, en el distrito financiero de la capital de Ontario, hasta el final de la función, Balvin comió en un restaurante local, tuvo un encuentro con los directivos del TIFF y convivió con posibles compradores de la película, que aún no tiene fecha de estreno en México ni en el resto de Latinoamérica.
En el largometraje, que recibió al menos un minuto de aplausos, Lozano (Balvin) desea atrapar a la pandilla que lidera Huey en Nueva Escocia. Su personaje, recalcó, es la antítesis de lo que se ha mostrado en Hollywood por años como un cliché, en donde el latino siempre es el maleante y líder de algún cártel.
"Vengo de Colombia, donde empezó todo eso, donde se hablaba de que siempre éramos los malos, pero yo dije 'si no es otra historia, si no es otro papel, no lo quiero'. Y sí, es otra manera de mostrar que los latinos no somos como mucha gente dice", enfatizó Balvin.
Eso le dio un gran aplauso, y lo reiteró en la tercera de las alfombras rojas que hizo en el día, en el Restaurante Beso, donde fue el after party y a donde sólo fue a saludar, porque no tardó en dirigirse al aeropuerto, porque hoy ensayará su participación en los MTV Video Music Awards.