Libertad de opinión
EL ALCALDE DE SAN LUIS POTOSÍ, Enrique Galindo, ya está afilando las uñas y amenazó con incluir nuevos impuestos para el próximo año, sabe que dentro del cabildo no tiene el menor problema para que se los aprueben, ya que la mayoría de regidores de la oposición están controlados y los afines actúan casi como autómatas.
EL VERDADERO PROBLEMA DE Galindo es su entorno. Está rodeado de aduladores que le venden un espejismo y le impiden ver la realidad. El año pasado ya intentó imponer impuestos absurdos y crear otros nuevos; terminó enfrentando un revés en el Congreso.
SI REALMENTE QUIERE GOBERNAR con responsabilidad, que empiece por casa: recorte el gasto público innecesario, suspenda pagos millonarios a empresas fantasma, elimine contratos fachada y haga un uso eficiente de los recursos.
PERO ESO PARECE TAN PROBABLE como que el Interapas repare una fuga de agua a tiempo. En esta administración, el dinero público se despilfarra como si no valiera nada.
OTRA MENTIRA MÁS. DURANTE SU primer informe, la presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que el 90% del país tiene abasto de medicamentos.
UNA DECLARACIÓN TEMERARIA Y completamente alejada de la realidad. Basta con visitar cualquier farmacia del IMSS para comprobar lo contrario.
LA NARRATIVA OFICIAL INSISTE EN pedir paciencia, pero ¿hasta cuándo? Sheinbaum gobernó seis años la Ciudad de México, Clara Brugada lleva uno, y la llamada Cuarta Transformación ya suma siete años al frente del país.
¿CUÁNTO TIEMPO MÁS VAN A seguir culpando al pasado? Es momento de que asuman las consecuencias de sus decisiones.
NO TIENE VERGÜENZA. EL director del Colegio de Bachilleres, Ricardo Daniel Centeno, intentó justificar lo injustificable: los graves horrores ortográficos y de redacción en los libros de texto distribuidos por la institución.
EN UN INTENTO BURDO POR lavarse las manos, dijo que son “pequeños errores”, que los textos fueron elaborados por profesores voluntarios y que los libros son baratos.
BARATOS, SÍ. PERO EL DAÑO NO tiene precio. No parece que un docente del Cobach haya escrito semejantes incoherencias. Los libros no tienen sentido; parecen traducidos de otro idioma... o de otro planeta.
EL COLEGIO DEBE RENDIR cuentas: ¿Quiénes fueron los responsables? ¿Dónde se imprimieron? ¿Quién autorizó su contenido?
Y LO MÍNIMO QUE PUEDEN hacer es devolver el dinero que muchos padres pagaron por ese material deficiente. Lo que no pueden seguir haciendo... Es insultar la inteligencia pública con excusas.