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Un paso más en el largo camino de las mujeres al poder. ¡Esa Mujerme representa!

Vértice

Estimadas amigas y amigos de plano informativo, no cabe duda, de que la historia política de México ha estado marcada por silencios. Durante décadas, la voz de las mujeres fue relegada a los márgenes, como si la vida pública les perteneciera únicamente a los hombres. Cada cargo, cada escaño, cada presidencia de la Cámara de Diputados, parecía reservado para quienes construían poder desde la exclusión. Sin embargo, el tiempo y la lucha han demostrado que los muros más altos también ceden.

Hoy celebramos la llegada de Kenia López Rabadán a la presidencia de la Cámara de Diputados. No se trata solamente de un nombramiento protocolario, ni de una victoria de un grupo político. Es, sobre todo, un símbolo de resistencia y avance en el camino hacia la igualdad sustantiva. Porque en un país donde las mujeres siguen enfrentando violencia política, brechas salariales y estructuras patriarcales profundamente enraizadas, el hecho de que una mujer encabece uno de los órganos legislativos más importantes del país no puede pasar inadvertido.

No es la primera vez que una mujer ocupa esta responsabilidad. Antes de Kenia estuvieron nombres como Marcela González Salas, María de los Ángeles Moreno o más recientemente Marcela Guerra, quienes marcaron precedentes en diferentes momentos de nuestra historia democrática. Cada una, desde su trinchera, abrió un espacio en un terreno hostil. Sin embargo, la lista sigue siendo corta, y esa brevedad nos recuerda cuánto falta por recorrer.

La presencia de Kenia en este cargo habla de la fuerza de una trayectoria que no se construyó en silencio. Su voz ha sido firme, crítica y, a menudo, incómoda para quienes preferían mantener la política como un coto cerrado. Esa incomodidad, tan característica de las mujeres que irrumpen en espacios negados, es en realidad una forma de abrir grietas para que otras puedan entrar.

Reconocer su presidencia es también reconocer a todas las mujeres que antes levantaron la voz: desde aquellas que lucharon por el voto femenino, hasta quienes enfrentaron solas la hostilidad de congresos dominados por hombres. Cada paso dado por ellas es la base sobre la que hoy camina Kenia, y cada paso que ella dé será también un sendero para las que vendrán.

No olvidemos, como señala Simone de Beauvoir, que “el opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”. Hoy, en la política mexicana, la complicidad con el patriarcado aún existe, pero el nombramiento de Kenia López nos recuerda que la resistencia también se teje desde adentro.

No hablamos aquí de ideologías partidistas ni de banderas coyunturales. Hablamos de mujeres. De todas. De un país que exige que la igualdad no sea discurso, sino práctica viva. Porque cuando una mujer rompe un techo de cristal, aunque no lo haga sola ni para sí misma, ese techo queda quebrado para siempre.

Que la presidencia de la Cámara de Diputados esté en manos de una mujer es un recordatorio de que la democracia es más plena cuando se escribe en femenino. Y aunque el camino todavía es largo, cada logro merece ser celebrado como parte de la lucha colectiva que nos pertenece a todas.

A todas las mujeres que nos leen, quisiera que piensen que cada triunfo de una de nosotras es un triunfo de todas. Caminemos firmes, con la frente en alto y los pasos decididos, porque la historia ya no se escribe sin nosotras, la hacemos juntas, día a día.

Cada acción, cada voz y cada decisión que tomamos rompe un techo invisible, abre una puerta y traza un camino para las que vienen detrás. No hay logro pequeño cuando se trata de igualdad; cada gesto de coraje y perseverancia deja una huella imborrable en la construcción de un país donde el poder femenino deje de ser excepción y se vuelva norma.

Aquí en San Luis Potosí, somos muchas las que damos nuestra batalla. No importa si es en política, en la iniciativa privada, en tu casa o en tu escuela: sal y hazlo cada día mejor, con valentía y sin miedo, porque cada esfuerzo suma, y juntas podemos transformar el mundo que nos rodea.

De corazón, gracias por su lectura.

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