El universo cinematográfico de El Conjuro se prepara para cerrar un ciclo con el estreno de El Conjuro 4: Últimos Ritos, la que será la última entrega de la saga principal y que llegará a los cines de Latinoamérica el 4 de septiembre de 2025. Esta producción, que ha recaudado más de 2.000 millones de dólares en taquilla global, representa el noveno capítulo de una franquicia que ha dejado una huella indeleble en el género del terror contemporáneo.
La dirección de este esperado filme recae nuevamente en Michael Chaves, quien ya estuvo al frente de El conjuro 3: el diablo me obligó a hacerlo y La monja 2. El guion ha sido desarrollado por Ian Goldberg, Richard Naing y David Leslie Johnson-McGoldrick, con una historia original de Johnson-McGoldrick y James Wan, el creador de la saga. La producción ejecutiva cuenta con la participación de Michael Clear, Judson Scott, Hans Ritter, Natalia Safran, John Rickard y el propio Chaves, mientras que la producción principal está a cargo de Wan y Peter Safran.
El elenco reúne nuevamente a Vera Farmiga y Patrick Wilson en los papeles de los célebres investigadores paranormales Ed y Lorraine Warren, quienes se enfrentarán a su último caso en la pantalla grande. Junto a ellos, Mia Tomlinson y Ben Hardy interpretan a Judy Warren y Tony Spera, respectivamente. El reparto se completa con Steve Coulter como el Padre Gordon, Rebecca Calder, Elliot Cowan, Kíla Lord Cassidy, Beau Gadsdon, John Brotherton y Shannon Kook.
La trama de El Conjuro 4: Últimos Ritos se mantiene bajo estricta reserva, aunque se ha confirmado que volverá a centrarse en los casos investigados por los Warren. Entre las especulaciones sobre el argumento, destaca la posibilidad de que la película aborde el caso de The Smurl Haunting, uno de los expedientes más notorios y prolongados en la carrera de los Warren. Este caso, ocurrido en los años 80 en West Pittston, Pensilvania, involucró a la familia Smurl, que reportó fenómenos paranormales durante 15 años, incluyendo agresiones físicas y psicológicas. Según los relatos, ni siquiera una sesión de exorcismo logró erradicar la presencia demoníaca, lo que obligó a los Warren a replantear sus métodos de intervención.