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Belem Guerrero: la ciclista con piernas de plata que hizo historia para México

Su legado continúa vigente hasta la fecha.

Para los habitantes de la Ciudad de México, entre todos los temas que abordan ésta gran urbe, existe uno que ha dividido a gran cantidad de los chilangos, y es, la construcción de una ciclovía en la Calzada de Tlalpan, una de las arterías más importantes y largas que tiene la ciudad, eso sí, también uno de los estacionamientos más grandes de todo el mundo, por lo cual, quejas como: "se hará más tráfico", "TODA la ciudad está en contra de la ciclovía de Tlalpan", "que los ciclistas circulen por calles paralelas", o "se sienten dueños de la calle", sólo reflejan una falta total de conocimiento del derecho a la movilidad que tienen todas las personas sobre las calles y no sólo los dueños de vehículos motorizados, sí hablo de automóviles y motocicletas.
 
En algo que también podría considerarse una contradicción es que muchos de los denominados "cochistas", defienden a capa y espada un carril (que siempre se usaba de estacionamiento) de una avenida como si fueran dueños de él, agreden a los ciclistas con frases que además de mostrar ignorancia sólo enfatizan el clasismo (creyendo que tener un carro o una moto los hace ricos, cuando en realidad siguen siendo parte de la clase obrera como la mayoría de la sociedad), pero cuando un ciclista realiza algún logro fuera del país o en alguna competencia de alto nivel, la sociedad muestra una especie de "lógica patriotera", en la cuál todos son amantes de la bicicleta o conocedores de la disciplina, para muestra de esto se encuentra una chilanga que con sus piernas de plata alcanzó la gloria olímpica, nos referimos a Belem Guerrero.
 
 
Belem Guerrero Méndez, nació el 8 de marzo de 1974 en la Ciudad Neza, es considerada como una de las figuras más destacadas del ciclismo mexicano, gracias a que su nombre quedó grabado en la historia del deporte nacional cuando se convirtió en la primera mujer mexicana en ganar una medalla olímpica en ciclismo, logro que marcó un antes y un después para esta disciplina en el país.
 
Desde muy corta edad, Belem mostró interés y talento para el deporte, aprendió a pedalear en las calles, (sí, las mismas que los cochistas reclaman como propias), para después iniciar su carrera en el ciclismo en la década de los 90 para abrirse paso en el ámbito nacional, donde destaco por su resistencia, inteligencia táctica y determinación, con el paso del tiempo, su disciplina y esfuerzo la llevaron a representar a México en competencias internacionales, primero en eventos regionales como los Juegos Centroamericanos y del Caribe y luego en citas de mayor prestigio como los Juegos Panamericanos y Campeonatos Mundiales.
 
Los Panamericanos marcaron "la ruta"
Uno de sus primeros grandes éxitos llegó en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata 1995, dentro de los cuales ganó medalla de oro en la prueba por puntos, desde ese momento, su carrera tomó impulso y se consolidó como una de las mejores ciclistas de pista de América Latina; sin embargo, no todo en su trayectoria fue sencillo, en el año 1998 enfrentó un duro golpe cuando fue sancionada por dopaje durante una competencia en Bolivia, aunque cumplió con la sanción, Guerrero logró rehacer su carrera deportiva, enfocándose con más fuerza en sus entrenamientos y regresando a las competencias con renovado ímpetu.
 
 
Su momento cumbre llegó en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, donde participó en la prueba por puntos del ciclismo de pista, en una competencia intensa y táctica, Belem se mantuvo entre las líderes durante toda la carrera y, gracias a su experiencia y lectura de carrera, logró asegurar la medalla de plata, detrás de la australiana Sara Carrigan, con el resultado, no sólo alcanzó la cima de su carrera, sino que también escribió una de las páginas más importantes del deporte mexicano, al convertirse en la primera ciclista mexicana en subir al podio olímpico.
 
Triunfo motivó a las mujeres
Ese logro fue especialmente significativo porque el ciclismo en México no contaba con el mismo apoyo institucional que otros deportes. Belem lo logró con esfuerzo, sacrificios personales y un profundo amor por su disciplina, su medalla representó un triunfo personal, pero también un símbolo de esperanza y motivación para las nuevas generaciones de atletas mexicanos, en especial mujeres. Tras Atenas 2004, Belem continuó compitiendo durante algunos años más, aunque ya con un perfil más bajo, finalmente, se retiró oficialmente del deporte competitivo en 2008, cerrando una carrera llena de altibajos, pero también de resiliencia, perseverancia y gloria.
 
Después de su retiro, Belem Guerrero ha participado en diversos proyectos de promoción del deporte y ha sido reconocida por diferentes instituciones deportivas en México, aunque se ha mantenido alejada de la vida mediática, sigue siendo una figura respetada y admirada dentro del ámbito deportivo nacional.
 
Hoy, Belem Guerrero representa un modelo a seguir no sólo por sus logros deportivos, sino también por su historia de superación y lucha constante. Su legado trasciende las pistas y se mantiene vivo en cada joven ciclista mexicana que sueña con alcanzar la cima, en una disciplina que muchas veces ha sido relegada, su medalla olímpica continúa siendo un símbolo de que con esfuerzo, pasión y constancia, es posible hacer historia.
 
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