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CURP: La llave maestra del gran hermano mexicano

Imagina que cada vez que compras medicina, vas al dentista o inscribes a tu hijo en la escuela… alguien te está viendo. Anota la hora, el lugar, el motivo.

No es ciencia ficción. Es México, 2025.

La nueva CURP biométrica no es solo un papel. Es tu pasaporte para existir en el sistema. Con tu foto, huella y datos personales, será la n en llave maestra para abrir —o cerrar— cada rincón de tu vida.

La promesa suena bien: simplificar trámites, ayudar en desapariciones, centralizar servicios. Pero cada vez que uses la Curp, Gobernación lo sabrá. Lo registrará. Y podrá consultarlo al instante.

Esa es la Plataforma Única de Identidad: un Big Data a la mexicana. Ahí vivirá todo de ti: historial médico, bancario, escolar, fiscal, de transporte… y lo que se acumule. El Centro Nacional de Inteligencia (sí, el ex CISEN) tendrá acceso irrestricto a tu vida. Sin orden judicial. Con un clic.

La ley dice que es solo para seguridad. Pero en México, lo que dice la ley y lo que pasa, rara vez coinciden.

Lo grave no es lo que promete. Es lo que permite: vigilar sin permiso, perfilar ciudadanos, controlar, condicionar… cometer errores o abusos.

Y no olvidemos el botín: un hackeo sería como abrir la caja fuerte del país. Si ya entraron a la SEDENA, ¿qué no harían con esto?

¿Y si falla el sistema? ¿Y si mezclan tus datos? ¿Quién te responde?

La CURP biométrica no es mala idea en sí. Lo aterrador es el uso político y comercial que puede dársele. Convertirte en número. En expediente. En rastro digital.

Y mientras tanto, no sabemos cómo se implementará, cuánto costará ni quién pagará. Pero la maquinaria ya arrancó.

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