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Escurridiza agua

'Bulevar de Ideas'

SIN LUGAR A DUDAS, EL AGUA ES EL elemento esencial de toda civilización. No hay ciudad, ni cultura, ni vida que se pueda sostener sin ella.

EL AGUA ESTÁ EN TODAS PARTES: en el café de la mañana, en la regadera que algunos cierran rápido y otros dejan abierta como si fuera manantial eterno, en la manguera del vecino que riega el pavimento, en la botella de plástico que cargamos como si fuera símbolo de estatus o santa en procesión.

EL AGUA ES TAN COTIDIANA QUE LA hemos convertido en invisible.

LA CONSTITUCIÓN, EN SU ARTÍCULO 4°, nos recuerda con solemnidad que toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua suficiente, salubre, aceptable y asequible. Suena bien, casi poético.

EL ESTADO DEBE GARANTIZAR ESTE derecho. Muy correcto. Pero lo cierto es que en papel las promesas siempre fluyen, no como el agua, ya que el problema es cuando llega la hora de abrir la llave.

EN FEBRERO DE 2012 SE REFORMÓ la Constitución y se estableció la obligación de emitir una Ley General de Aguas en un plazo de 360 días. ¿El resultado?

TRECE AÑOS DESPUÉS SEGUIMOS esperando, con la paciencia evaporada. Parece que los legisladores entendieron el plazo como si fuera bíblico: 360 días que se multiplican como panes y peces en un calendario sin fin.

LA GOTA DE INDIFERENCIA CAE, cae y cae, hasta convertirse en inundación de omisiones.

ANTES DE ESA REFORMA YA SE hablaba del agua como bien valioso en la legislación ordinaria.

EN UN DECRETO DE 2004 ordenaba revisar el Código Penal Federal para tipificar delitos relacionados con la gestión del agua.

AHÍ ESTABA LA PREOCUPACIÓN: tímida, pero presente. Sin embargo, entre reformas y transitorios, el asunto quedó flotando como botella de náufrago en el océano, sin rumbo ni destino.

Y MIENTRAS TANTO, EL CONGRESO guarda silencio, pero las calles hablan: fugas interminables que forman charcos en las colonias, industrias que descargan residuos en ríos y mantos freáticos como si fueran cloacas, comercios que desperdician litros y litros sin pensarlo. Decimos que el agua es vida, pero la tratamos como si fuera un recurso infinito, una cortesía de la naturaleza.

EL PUNTO ES ESTE: SI EL AGUA ES tan importante (y lo es), ¿por qué no hemos explorado mecanismos más severos de protección? El Derecho Penal suele ser la última ratio, la herramienta extrema para resguardar lo irrenunciable.

¿NO MERECE EL AGUA ESA categoría? Así como castigamos al que roba un auto, ¿no deberíamos sancionar también a quien envenena un río?

CLARO, ALGUIEN DIRÁ QUE YA HAY normas ambientales, que existe la Ley de Aguas Nacionales, que se hacen inspecciones.

Y ES CIERTO. PERO TAMBIÉN LO ES que el Estado mexicano ha dejado pasar años sin traducir el reconocimiento constitucional en acciones concretas. Parece que el derecho humano al agua es un poema legal que nadie toma en serio.

LAS CIUDADES NO PUEDEN CRECER sobre la sed. El agua no espera.

O LA CUIDAMOS DE VERDAD, O LA perderemos evaporada en el desierto de la esperanza.

@jchessal

 

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