Una Sofom que financia crédito al consumo debe medir el riesgo de que la gente desaparezca
Ante la falta de liquidez, instituciones financieras como las Sofomes deben tener cautela al prestar y dejar de apostar al otorgar créditos con el capital que les confiaron sus inversionistas, señaló Javier Garza Hoeffer, presidente de la Asociación de Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Asofom).
Tras acusaciones de desfalcos en instituciones como Peak, Alivio Capital, Préstamo Feliz, Trínitas, Yox, Crédito Real y AlquimiaPay, el dirigente aseguró que buscarán evitar que haya más casos que dañan la reputación de todo el sistema financiero mexicano.
"No le vamos a ganar a Las Vegas, hay gente que sí le entiende, y cuando salen quebrantos, surge 'el Fly to Quality' (cuando los inversionistas se alejan de alternativas de riesgo)", enfatizó.
"A mayor tasa, mayor riesgo y estas inversiones no son comparables con las de Cetes, que ofrecen un 7.5%.
"Son otros los riesgos y las condiciones, y el inversionista más consciente se retira...
"Las Sofomes no son bancos, no tienen tesorerías amplias, y entonces es cuando empiezan a decir, 'espérame y te pago'... comienza la desesperación y comenzamos a ver problemas más serios".
"Si a una persona que trabaja en un ambiente rural con bajos ingresos, la Sofom le prestan un millón de pesos, se están dando un balazo en el pie, está cayendo en malas prácticas al medir el riesgo", ejemplificó.
"O Si tenemos otra que da arrendamiento de automóviles o camiones y no les pone GPS y se los desaparecen, pues ¡CHIHUAHUA!, ¿cómo te ayudo compadre, si no cumpliste con una regla básica de saber en dónde están tus activos".
Explicó que, por ejemplo, una Sofom que financia crédito al consumo debe medir el riesgo de que la gente desaparezca.
"Debes tener reservas y mitigar el riesgo para tener el menor impacto posible".
De acuerdo con datos del Banxico, son unas mil 700 Sofomes las que operan efectivamente en el País, entre las llamadas reguladas, que por lo general pertenecen a grupos financieros, y las no reguladas, que son el 98.6%, muy pequeñas, y aunque están vigiladas tienen menos obligaciones, pues están libres de reportar sus estados financieros.
Garza Hoeffer dijo que del total de Sofomes sólo 257 pertenecen a la Asofom.
Incluso, anotó, hay un grupo muy reducido de Sofomes de grupos empresariales que las usan para prestarse entre ellas o para hacer factoraje a sus proveedores y que no figuran, porque operan en mercados cerrados.
Refirió que la Asofom está trabajando con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y con la Condusef para permear en sus afiliados "mejores prácticas", desde las relacionadas con antilavado de dinero y contra el financiamiento al terrorismo, hasta gobierno corporativo, control interno, administración de riesgos, ciberseguridad o manuales y procesos.
Indicó que la Asofom ya cuenta con una figura que opera como una certificación a la que denominan "Sofom de Alta Calidad" (SAC), que la obtienen las que cumplen con toda una institucionalización.
"Una receta básica de sentido común cuando hay problemas es dar la cara, exponer la situación en la que están y tratar de que el inversionista entienda desde un principio en dónde se metió", añadió.
"Hay medidas prudenciales que deben de llevarse a la práctica por los administradores de una Sofom, como por ejemplo, nunca prestar a un sólo cliente más del 10% de su capital".
Incluso, anticipó que ya contemplan seguros contra una "mala gestión" de los administradores de una Sofom para que los clientes a los que financian aseguren los activos que dan en garantía, facturas o bienes.