Es muy fácil amar la belleza, sentirnos atraídos por lo armónico, lo elevado, lo grácil. Más no lo es tanto, abrazar, aceptar y dar nuestro amor profundo a lo que está herido, enfermo, olvidado y sufriente. Y es que dentro de nosotros existe un cúmulo de memorias que consciente o inconscientemente elegimos mejor esconder, porque mirarlas y sentirlas sería muy doloroso.
Duelos no resueltos, rencores, resentimientos, llantos guardados, todo lo no dicho, pensamientos vergonzosos, inseguridades y dudas. ¿Qué pasaría si abrazáramos con amor todo eso que no queremos ver de nosotros? ¿Qué sucede si lo observamos con compasión y empatía y vamos desanudando cada una de esas energías hasta que nuestro hogar interno quede limpio? La autoestima no se trata solamente de sentirnos orgullosos(as) de nuestros logros y cualidades, sino que, de ser nuestros primeros aliados, la persona que nos acepta tal y como somos, con todo y lo que conforma nuestras oscuridades. Si te hicieron creer que solamente valías si te comportabas de una u otra forma, si obtenías buenas notas, si destacabas en algún deporte, en ciencia, en arte o si no molestabas, es muy probable que tu autoestima, que es la base de toda protección psíquica, esté muy afectada. Pero nunca es tarde para detenernos a resarcir el vínculo más importante que podemos tener en nuestras vidas, que es con uno mismo.
Hoy, te invito a que sinceramente te preguntes si acaso te respetas en tu diario vivir. Te animo a que pienses si realmente te conoces a ti mismo(a), si te escuchas, si te pones atención de todas las maneras posibles, o bien le das valor a los demás menos a ti. Es probable que, si han sido duros contigo, de palabra, energéticamente, físicamente o emocionalmente en tu infancia y adolescencia, ya sean tus padres o cuidadores o maestros y personas que te influyeron, hoy, tú lo seas contigo mismo(a) a nivel inconsciente o clara y llanamente de forma consciente.
Sin embargo, hoy es un buen día para rescatar del olvido a la persona más cercana a ti. ¿Te has puesto a repasar la historia de tu vida como la de algún héroe o heroína de una película? ¿Has visto cuantas situaciones has enfrentado y de muchas otras salido airoso(a)? ¿Te felicitas cuando algo te sale bien o no te sale bien, pero pusiste todo tu empeño en ello? ¿Cuándo fue la última vez que te obsequiaste algo con amor? ¿Cuándo fue la última vez que defendiste tu nombre o bien no te reíste de una violencia disfrazada de broma a tu costa? ¿Cuidas tu energía? ¿O aún asistes a sitios que te drenan y te intoxican?
Cuando tu autoestima es fuerte, no ruegas por amor, ni por atención y es más difícil que caigas en manipulaciones. ¿Sabes cómo puedes ganar confianza en ti mismo(a)? Cumpliéndote, cuidándote con esmero y cubriendo cada área de tu vida con la misma fuerza que lo harías con alguien que habita ya en tu corazón. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algún análisis o reflexión sobre tu auto concepto? ¿Qué piensas de ti mismo(a)? Si te pidieran referencias de ti y fueras otra persona; ¿Qué dirías?
La autoestima es aceptar tus propios defectos y heridas y hacerte cargo de ello sin juicio, ni moral, ni castigos. Trae a tu mente a algún pariente o amigo(a) muy querido(a), incluso puede ser una persona de otra especie, por ejemplo, tu gatito(a) o perrito(a). ¿Qué acaso no te ríes con ternura de sus defectos? O ¿A caso le dejas de amar porque es gruñón, distraída, pesimista, terca o cualquier otro defecto? ¡Claro que no! Y ¿Contigo, sucede lo mismo?
El trabajo de sombra es sumamente importante en nuestras vidas, porque mirar nuestras miserias con respeto y compasión, es el mayor regalo que podemos darnos a nosotros mismos y a los otros. Sí, tengo este defecto de carácter, lo sé, estoy trabajando en ello. No por eso valgo menos, al contrario, merezco atención, paciencia y cura. O ¿Te vas a esperar a ser perfecto(a) para amarte? ¿Cómo es que comienzas a estimar a alguien? Cuando hablas con esa persona, convives, intimas, te diviertes y abre su corazón contigo. ¿Cierto? ¿Será que llegó la hora de hacerlo contigo mismo(a)? No esperes a que alguien más te valide o te apruebe. Date crédito para existir y para ocupar tu lugar en el mundo.
Se dice que todos venimos de la misma luz y a la misma regresaremos. Entonces ¿Por qué tú no te abrazas como un milagro? ¡Cuántas cosas has vivido y llorado en silencio y soledad! Mereces más que nada tu propio abrazo, tu propia estima, tu cariño, tu aceptación y tu apoyo. Ojalá que llegue el día en que cuando te pregunten por tu mejor amistad, tu respuesta sea tu propio nombre.
Gracias por caminar juntos.
Tu terapeuta
Claudia Guadalupe Martínez Jasso.