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Niveles de conciencia

Podemos acudir a conciencias más elevadas, en cuánto más amor y luz encarnemos. Es como si la mirada interna se expandiera y pudiéramos ver y abrazar en nuestro corazón, cada vez más y por ende abrazar y bendecir a una mayor parte del Universo, hasta fundirnos con el todo, en Unicidad. Imaginemos que en una familia reina la obscuridad, la violencia, la adicción, el desamparo y la ignorancia, a tanta falta de amor, posiblemente la persona en cuestión alcance un nivel de Conciencia de depredador, con la sentencia, “O como o soy comido” Estar allí, es vivir en submundos muy bajos, agresivos e instintivos. Los egos de estas personas reinan en su Ser y alcanza únicamente la supervivencia, no sin crueldad. Comida, sueño y sexo. Se arrebata del otro lo que se interponga perse, por ende, la persona vive como un bebé toda su vida, tomando de los demás la energía, sin ver más allá que de su instinto. Después viene el nivel de Conciencia infantil, que profesa en "recibirlo todo para seguir soñando y jugando", según las palabras de los creadores de esta investigación Alejandro Jodorowsky y Marianne Costa en el saber de la metagenealogía. Esta persona se queda viviendo como un infante, pues es un sujeto que tiene su mirada fija en el entretenimiento, en consumir, más no en discernir, revolucionar o mirar hacia adentro su trascendencia. Después viene el /la eterno(a) adolescente, quien desafía y se entrega al grupo, en ocasiones fanáticamente, perteneciendo a grupos ideológicos y luchando. Lleva en su diario vivir, la frase “Amor eterno, vivir de prisa, morir joven.” Vive tal vez, de cama en cama como un(a) eterno(a) enamorado(a) de la idea romántica del amor. La persona busca ser amada y admirada y luchar ideológicamente, sin aún alcanzar el nivel adulto egoísta, en el que de hecho si se hacen cambios tangibles en el mundo. Este nivel de conciencia reside en alguien que dice, “todo para mí, nada para lo demás”. Esta persona puede montar por ejemplo una empresa que contamina o que arrasa con el beneficio y la supervivencia de otros. Ellos usan a los niños y los adolescentes románticos para crear sus imperios de explotación. Tiene mucho poder, pero plagia y explota. Después de pasar por este nivel, viene la trascendencia, dar un salto hacia el adulto altruista es una bendición para el Alma que lo vive. Esta persona dice “Nada para mí, que no sea para los demás”, es generoso(a), hace comunidad, abraza, protege, asiste. Usa su poder para el beneficio público verdaderamente. Son solidarios y con un interés claro y profundo en sus semejantes. Cuando el corazón se expande más y el salto cuántico bendice al sujeto, viene el nivel de conciencia planetario, en dónde la mirada ya ubica y abraza a los demás reinos y especies del planeta. Esta persona tiene conciencia ecológica, se ha conectado con la belleza, nutrición y amor de la tierra y de los demás animales no humanos. La sentencia profesa así: “Todo está vivo, todo forma parte de mí, yo formo parte del todo.” Es bellísimo. Entonces esta persona renuncia al especismo y ama, cuida, protege a los minerales, el mundo arbóreo, las plantas, las cosechas y a todos nuestros hermanos de planeta. Y si la persona hace un salto todavía más conciente, entra en el nivel de conciencia solar, su visión se ha expandido en las líneas temporales, pues le importan las generaciones venideras y toma en su corazón a los ancestros. Él o Ella, superan el tiempo terrestre y se conectan con los arquetipos, con los símbolos, las estrellas, los planetas y su conciencia se expande a la sincronicidad y la sabiduría espiritual. En el nivel de conciencia cósmica, la persona es galáctica, se ha fundido con el todo, por ende, los problemas cotidianos se le antojan nimios, pues se sabe parte de un flujo universal de movimiento sagrado que se mueve y evoluciona de forma perfecta. “Mi dolor, no se convierte en sufrimiento, porque estoy disuelto(a) en el todo.”, vive la persona que habita este nivel de conciencia, quien se entrega a la vacuidad y las leyes del cosmos. Y finalmente viene el nivel de conciencia Divina. “Yo soy el amor, nada más que el amor, solo el maravilloso amor.” Esta persona ha encontrado su Divina presencia dentro de sí, está iluminado(a). Cuando esta persona entra en algún sitio, puede con su presencia, consolar, acompañar a sanar a otros y bendecir esencias. Es tan humilde, pues los egos se han fundido en su crisol del corazón, pero emana sabiduría y bondad, aparte de discernimiento y firmeza. Podemos estar en varios niveles de conciencia o habitar alguno de estos, la mayor parte del tiempo. Y tú ¿En qué nivel de conciencia te ubicas? ¿Qué necesitas para dar el salto al siguiente? ¿Y las personas de tu familia en que niveles están? ¿Quién habita el más elevado? Que el amor-conciencia, sean los rayos de sol que entran por tu ventana cada uno de tus días y sepas lo que es y cómo se siente, encender la llama acrisolada del corazón.
 
Gracias por caminar juntos.
 
Tu terapeuta.
 
Claudia Guadalupe Martínez Jasso.
 
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