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Karla Estrella: Nunca te calles

Libertad de Opinión.

KARLA ESTRELLA: NUNCA CALLES. En México, la libertad de expresión está herida de muerte. Agoniza en una cama, conectada a un respirador, mientras el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación funge de verdugo disfrazado de enfermero.
 
Y no, no exagero: el caso de Karla Estrella, una ama de casa de Hermosillo que tuvo la osadía de publicar un tuit incómodo sobre una diputada federal, demuestra que el Estado ya no protege a sus ciudadanos, sino que los castiga si se atreven a incomodar al poder.
 
SU “DELITO” FUE OPINAR CON ironía sobre cómo se habría manipulado una candidatura.
 
NO INSULTÓ, NO DISCRIMINÓ, NO mintió. Pero en la política mexicana, la verdad también puede ser delito… Si la escucha la persona equivocada.
 
LA RESPUESTA DEL SISTEMA FUE brutal y desproporcionada: 30 días de disculpas públicas, inscripción en el padrón de agresores y una sanción económica.
 
TODO PARA RESGUARDAR, NO A una víctima real, sino la frágil vanidad de una servidora pública que, por ley, está sujeta al escrutinio ciudadano.
 
Y LA JOYA DE LA SENTENCIA ES que el propio tribunal reconoce que Karla no mintió. ¿Entonces? No importa si dices la verdad: si le incomoda a un político con palancas, pagarás.
 
LO QUE HICIERON LA DIPUTADA federal Karina Barreras y su esposo Sergio Gutiérrez, que preside la cámara de diputados, no fue proteger derechos; fue usar la ley como garrote para silenciar la crítica política, para humillar a una ciudadana y para demostrar que tienen poder.
 
ESTE PRECEDENTE ES TERRIBLE para la democracia. Si opinar sobre cómo un político llegó a su puesto es considerado “violencia política de género”, entonces lo que tenemos no es una ley que defiende a las mujeres, sino un arma para blindar al poder.
 
NO OLVIDEMOS QUE LAS instituciones fueron creadas para defender a los particulares de los abusos de la autoridad y no al revés.
 
EL MENSAJE DE FONDO ES aterrador: “No critiques, porque tenemos las herramientas para destruirte legalmente”.
 
UNA DEMOCRACIA MUERE cuando la ciudadanía teme hablar. Y en México ya se están afinando las herramientas para que la gente piense dos veces antes de abrir la boca.
 
HOY CALLARON A KARLA ESTRELLA; mañana será cualquier periodista incómodo, cualquier activista que pregunte demasiado, cualquier ciudadano que no aplauda a tiempo.
 
ESTO NO ES UN BERRINCHE judicial: es un ensayo general de censura institucional.
 
Y SI NO LO FRENAMOS, CUANDO queramos defender la libertad de expresión, descubriremos que ya la enterraron… Con sentencia en mano y sello oficial.
 
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