San Luis Potosí, SLP.- El vocero de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, Tomás Cruz Perales, aseguró que no hubo agresión física por parte del sacerdote Samuel, párroco de San Sebastián, durante un altercado con una vecina que se quejó por el uso de pirotecnia en las fiestas patronales, “solo se alzaron las voces” comenta, Tomás Cruz Perales y los hechos deben resolverse mediante el entendimiento y la conciliación entre la comunidad religiosa y los vecinos del barrio.
“He hablado con personas que estuvieron ahí, y ciertamente cuando hay un edificio que congrega personas —puede ser un estadio, una iglesia o un salón de fiestas— esto genera incomodidad con los vecinos. En este caso, sí se quemó pólvora y le cayó a una maceta de la vecina. Ella fue a reclamar al padre y, según testigos, no hubo jaloneos ni violencia”, declaró.
Cruz Perales destacó que el conflicto, aunque desafortunado, debe resolverse de forma pacífica, reconociendo que existen molestias recurrentes en torno a la convivencia entre las actividades religiosas y los habitantes de la zona.
“Se encendieron un poco los ánimos, pero yo espero que se llegue a un buen entendimiento. Al final de cuentas, es una convivencia familiar entre el templo y los vecinos que viven cerca”, afirmó.
Sobre las constantes quejas de los habitantes del barrio por la ocupación de cocheras o espacios públicos por parte de los feligreses, el vocero admitió que es un tema sensible, “sí, los fieles a veces se estacionan en lugares donde no deben, y eso incomoda. Ciertamente es algo que ocurre y que debe atenderse.”
Hasta ahora, la Iglesia no ha emitido un posicionamiento oficial directo sobre la conducta del sacerdote, aunque el vocero dejó entrever que no se tuvo contacto física y solo fueron gritos del momento.
Aunque no se ha interpuesto una denuncia formal, la joven decidió hacer pública su experiencia para visibilizar lo que considera una conducta abusiva por parte de una figura de autoridad religiosa. “Esto no es un ataque a la iglesia ni a las tradiciones, sino un ‘basta’ al maltrato normalizado y a la prepotencia disfrazada de fe.”
“Es necesario que se arregle esta situación de la mejor manera. No se trata de pelear entre vecinos y comunidad religiosa, sino de buscar cómo convivir con respeto”, concluyó Cruz Perales.