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Los gatos, víctimas de la guerra en Ucrania

Alrededor del 90 % de los gatos rescatados eran antiguamente mascotas domésticas, ahuyentadas de sus hogares por las explosiones

Cientos de gatos rescatados en audaces operaciones en el frente se someten a rehabilitación y esperan un nuevo hogar en el refugio «El Principito» de Járkov, donde también participan en sesiones de «terapia con gatos» para soldados y niños.
 
«Se trata de ayuda mutua. Los gatos ayudan a las personas y las personas ayudan a los gatos», dijo a EFE Yarina Vintoniuk, representante de Animal Rescue Kharkiv o «Rescate Animal Járkov», organización bajo cuya tutela opera el refugio en una ciudad que sufre ataques diarios.
 
Varias habitaciones espaciosas en la planta baja de un edificio residencial albergan gatos que responden con entusiasmo al cariño.
 
Algunos duermen la siesta en sofás o almohadas, mientras que otros descansan en estantes adaptados a sus necesidades o toman el sol en pequeños recintos fuera de las ventanas.
 
«Vemos cómo la interacción con las personas les ayuda a recuperarse, a recuperar la confianza y a redescubrir su voluntad de vivir», destacó Vintoniuk.
 
El refugio también cuenta con grandes acuarios con múltiples peces, rescatados junto con su gato en una complicada operación por Olena Yakovlieva de su tienda de mascotas en la ciudad oriental de Kostiantinivka, en la región de Donetsk.
 
Los gatos, víctimas de la guerra
 
«Somos responsables para siempre de lo que hemos domesticado», apuntó Yakovlieva, que dirige el refugio «El Principito», cuyo nombre es una referencia al célebre libro de Antoine de Saint-Exupéry.
 
Alrededor del 90 % de los gatos rescatados eran antiguamente mascotas domésticas, ahuyentadas de sus hogares por las explosiones o abandonadas durante las evacuaciones urgentes bajo los ataques rusos a pueblos y ciudades cercanos al frente.
 
Algunos, como Hamlet, un gato callejero herido por una bala, buscaron ayuda humana por su cuenta, mientras que otros, como cinco cachorros del refugio, fueron traídos por sus dueños, que se alistaron en el Ejército o tuvieron que dejar sus hogares para ponerse a salvo y no tenían otro lugar donde dejarlos.
 
Recuperarse juntos
 
Cuanto más fuerte es el vínculo de un animal con su antiguo dueño, más difícil es la adaptación.
 
Algunos gatos no sobreviven, a pesar de todos los esfuerzos por cuidarlos.
 
«Muchos llegan asustados y deprimidos. Algunos se niegan a comer y beber», señaló Vintoniuk.
 
«Nuestra tarea, más allá de la atención médica en nuestra clínica, es devolverles la confianza de que son necesarios y que encontrarán nuevas familias», agregó.
 
Algunos gatos tardan días en salir del rincón al que se refugian al llegar.
 
«Se necesita tiempo y mucha atención y cariño para ayudarlos», dijo Oksana, una cuidadora, mientras acaricia a un gato.
 
«Hay que ser amable, estar presente y hablarles», abundó.
 
Nastia, una gata que llegó con parte del cráneo destrozado por una explosión, estaba al borde de la muerte, pero fue salvada por la veterinaria Diana Galilova, que le suplicó que se mantuviera con vida y le prometió adoptarla.
 
«Diana puso todo su empeño en salvar a Nastia, y parece que Nastia luchó con la misma fuerza para ser adoptada por ella», relató Vintoniuk.
 
Nastia no sólo sobrevivió, sino que también ayudó a Gelato, un gato blanco como la nieve al que le amputaron las patas delanteras, a recuperarse acurrucándose con él y consolándolo.
 
El valor de la vida
 
Para Vintoniuk, cuyo tío de 42 años, amante de los animales, murió en el frente en enero, el sufrimiento causado por la guerra sólo subraya el valor de cada vida.
 
El coraje de quienes rescatan animales vulnerables en medio de los bombardeos rusos la inspira profundamente.
 
«Cada día es una batalla para preservar nuestra humanidad», afirmó Vintoniuk, conmovida por la compasión que los soldados muestran hacia los animales a pesar del «infierno que soportan».
 
Soldados rescatadores
 
Son los soldados quienes suelen iniciar los rescates de gatos, perros y otros animales, muchos de los cuales encuentran refugio y amor en las trincheras.
 
Los soldados cuidan de los gatitos recién nacidos, tratan a los animales como compañeros con los que pasan sus días más oscuros y contactan con la organización para transportarlos a un lugar seguro.
 
A medida que los gatos se sienten más cómodos en el refugio, buscan más atención, como si percibieran cuándo llega alguien para adoptarlos.
 
Sin embargo, encontrar nuevos hogares en Járkov es difícil debido a los continuos ataques rusos, lo que hace que el apoyo internacional sea vital.
 
Muchos gatos son adoptados por familias en el extranjero, y la financiación de organizaciones europeas sostiene la organización.
 
Sin embargo, los avances rusos en el este que provocan nuevas evacuaciones, con 7.000 animales rescatados al año, la necesidad de apoyo no hace más que crecer.
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