EN POLÍTICA EXTERIOR, COMO EN la vida, la firmeza no se grita, se demuestra. La semana pasada pudimos ver materializada esta convicción en los resultados de la negociación con el gobierno del país vecino del norte.
MÉXICO LOGRÓ UN ACUERDO crucial que evita el aumento de aranceles por parte de Estados Unidos y abre un periodo de 90 días para generar acuerdos, previo a la revisión del T-MEC.
LEJOS DE SER UNA TREGUA, SE trata de una prórroga que reafirma la posición de nuestro país como un actor respetado y esencial en el nuevo orden comercial mundial.
LO MÁS RELEVANTE ES QUE NO hubo concesiones unilaterales. No se cedió soberanía ni se sacrificaron principios. El resultado fue producto de una estrategia que combina la defensa del interés nacional con una postura serena y racional.
MÉXICO LOGRÓ MANTENER EL 84.4% de su comercio con Estados Unidos, libre de aranceles, en un contexto en el que otras economías aceptaron tarifas de hasta el 15% o más.
EL RESPETO MUTUO Y LA colaboración sin subordinación deben seguir guiando nuestra relación bilateral.
LA PRÓRROGA OBTENIDA PROTEGE a las exportaciones mexicanas y al mismo tiempo envía la señal al mundo de que México no se doblega y sabe construir acuerdos con inteligencia y dignidad.
AÚN QUEDAN TEMAS SENSIBLES por resolver. La imposición de aranceles al acero, jitomates, vehículos y autopartes sigue pendiente. Su solución será clave para asegurar que los beneficios del acuerdo comercial se distribuyan de forma justa entre nuestras regiones productivas y sectores clave.
COMO SENADORA Y ORGULLOSA potosina, celebro que esta visión diplomática ponga en el centro a nuestra gente, porque no se trata sólo de tratados ni de cifras macroeconómicas, sino de garantizar que los beneficios del comercio mejoren las condiciones de vida de quienes más lo necesitan.
EN CADA EXPORTACIÓN HAY esfuerzo, sueños y esperanza de miles de mexicanas y mexicanos que trabajan todos los días para darle bienestar a sus familias.
AHORA DEBEMOS APROVECHAR estos 90 días con visión de futuro. La modernización del T-MEC no puede convertirse en una imposición unilateral.
NECESITAMOS UNA CONSTRUCCIÓN conjunta que preserve lo que ya hemos logrado, corrija los desequilibrios existentes y fortalezca los derechos laborales, ambientales y de propiedad intelectual en condiciones justas para los tres países involucrados.
ENTRETANTO, EL LIDERAZGO DE buen temple y firme que ha demostrado el gobierno en estas conversaciones, representa una buena noticia para nuestro país.