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De Fox a AMLO: La Verdad detrás de la Deuda Mexicana

Detrás del Telón

La deuda pública en México, medida como el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) en relación con el Producto Interno Bruto (PIB), ha seguido una trayectoria ascendente en los últimos sexenios, reflejando tanto las condiciones económicas globales como las decisiones de política fiscal de cada administración. Durante el sexenio de Vicente Fox (2000-2006), la deuda pública inició en 25.7% del PIB y cerró en 28.2%, un incremento moderado de 2.5 puntos porcentuales. Según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), este periodo se benefició de la estabilidad macroeconómica tras la crisis de los noventa, con esfuerzos por reducir la vulnerabilidad externa, aunque la deuda externa aún pesaba significativamente en las finanzas públicas.

En el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), la deuda pública creció de 28.2% a 35.6% del PIB, un aumento de 7.4 puntos porcentuales. La crisis financiera global de 2008-2009 forzó un mayor endeudamiento para financiar medidas contracíclicas, llevando el SHRFSP a 4.8 billones de pesos en 2012. La SHCP destaca el giro hacia la deuda interna para mitigar riesgos cambiarios, pero organismos como el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) han criticado la ausencia de una reforma fiscal estructural, que dejó al país dependiente del endeudamiento ante la falta de ingresos propios robustos.

El sexenio de Enrique Peña Nieto (2012-2018) registró el mayor salto relativo, con la deuda pública pasando de 35.6% a 43.6% del PIB, un aumento de 8 puntos porcentuales. La caída de los ingresos petroleros y el incremento del gasto en proyectos de infraestructura y programas sociales elevaron el SHRFSP a 10.4 billones de pesos. La SHCP reconoce que el costo financiero de la deuda creció, en pero su momento analistas de México Evalúa señalaron la opacidady la falta de control del déficit fiscal, lo que mermó la confianza de los mercados y elevó la percepción de riesgo.

En la administración de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), la deuda pública cerró en 51.4% del PIB en diciembre de 2024, un preocupante incremento de 7.8 puntos porcentuales desde el 43.6% heredado, alcanzando un récord de 17.4 billones de pesos. Aunque la SHCP presume una reducción de riesgos cambiarios al concentrar el 74.9% de la deuda en moneda local y atribuye la estabilización post-2020 a la fortaleza del peso y un crecimiento económico de 1.5% en 2024, estas cifras ocultan una realidad alarmante.

La insistencia en financiar megaobras como el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, junto con un déficit fiscal de 5.7% del PIB en 2024, refleja una gestión fiscal imprudente que priorizó proyectos de dudosa rentabilidad sobre la sostenibilidad financiera. Analistas como James Salazar de CIBanco han adviertivo que la ausencia de una reforma fiscal integral y la creciente presión del costo financiero—que consumió 3.2% del PIB en 2024—ponen en riesgo la estabilidad económica futura, dejando un legado de vulnerabilidad para el actual sexenio.

 

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