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El folclore mexicano ilumina Varsovia con el espectáculo '¡Viva México!'

El escenario al aire libre, enmarcado por el verano varsoviano, vibró durante 90 minutos al ritmo de sones y jarabes tradicionales ejecutados por los 30 integrantes del Ballet Aztlán y el Mariachi Aztlán.

Hace unos días, el Anfiteatro Bemowo de Varsovia se transformó en un crisol de sonidos, colores y emociones con la presentación del espectáculo “¡Viva México!”, una celebración de la identidad mexicana que reunió a más de mil personas en la capital polaca.
 
El escenario al aire libre, enmarcado por el verano varsoviano, vibró durante 90 minutos al ritmo de sones y jarabes tradicionales ejecutados por los 30 integrantes del Ballet Aztlán y el Mariachi Aztlán. El público —conformado por miembros de la comunidad mexicana e internacional, representantes diplomáticos y actores del ámbito cultural y empresarial— respondió con entusiasmo a una puesta en escena que recorrió diversos estados del país: de los violines de Jalisco a las danzas de Aguascalientes, del zapateado veracruzano a la alegría de Nayarit.
 
 
El programa, cuidadosamente diseñado, propuso algo más que una muestra dancística: fue una invitación a recorrer el alma popular de México a través de su música y sus danzas. La secuencia coreográfica ofreció un equilibrio entre lo tradicional y lo escénico, conjugando precisión técnica con emotividad. El mariachi, por su parte, no solo acompañó con solvencia a los bailarines, sino que aportó momentos de intensidad sonora que hicieron vibrar al público.
 
“Este espectáculo es una forma de compartir lo mejor de nuestra cultura y tender puentes a través del arte y la emoción”, afirmó el embajador de México en Polonia, Juan Sandoval Mendiolea, al dar la bienvenida al público. “Queremos que Polonia no solo vea a México, sino que lo sienta, lo escuche y lo celebre con nosotros”.
 
El espectáculo, que evocó el ambiente de una auténtica fiesta popular mexicana, logró crear una atmósfera de cercanía entre culturas. Para muchos asistentes polacos, fue también una oportunidad para conocer más de una tradición viva que se manifiesta en plazas, teatros y celebraciones comunitarias a lo largo de todo el territorio mexicano.
 
A través del arte, la presentación hizo eco del espíritu festivo y hospitalario que caracteriza a México, y se convirtió en un puente simbólico entre naciones, en un momento en que el diálogo cultural cobra relevancia en los vínculos internacionales.
 
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