San Luis Potosí, SLP.- La zona norte de la capital potosina enfrenta una crisis ambiental silenciosa pero alarmante: un predio de más de 6 mil metros cuadrados, ubicado en la colonia Los Vergeles, se ha convertido en un vertedero clandestino con al menos 600 toneladas de residuos acumulados, generados en su mayoría por la misma comunidad que habita la zona.
El problema no es nuevo, pero la falta de vigilancia, la omisión de sanciones y la deficiencia en políticas efectivas de manejo de residuos han permitido que este y otros nueve puntos de la ciudad se conviertan en basureros a cielo abierto.
De acuerdo con Jaime Mendieta Rivera, director de Gestión Ecológica y Manejo de Residuos del Ayuntamiento de San Luis Potosí, la situación ha llegado a un punto crítico. Reconoció que, aunque se trata de espacios ampliamente conocidos por autoridades y ciudadanía, han sido ignorados durante años.
“El área en Los Vergeles es enorme. La basura no llegó sola: fue un proceso constante de abandono y complicidad social. Ahora estamos trabajando para intervenir y recuperar este espacio, aunque las dimensiones del problema son preocupantes”, explicó el funcionario.
A partir del 25 de julio, se ha puesto en marcha un operativo que busca atender estos 10 tiraderos irregulares con una periodicidad quincenal. La intervención incluirá limpieza, restauración del entorno y campañas de concientización vecinal. Sin embargo, especialistas advierten que estas medidas podrían quedarse cortas si no se acompaña de acciones firmes de prevención, vigilancia y sanción a quienes insistan en convertir el espacio público en basurero.
Vecinos de Los Vergeles han denunciado desde hace años la presencia de fauna nociva, malos olores y afectaciones directas a la salud, sin que sus quejas fueran atendidas. La intervención llega, pero tarde, y en un contexto donde la cultura de la legalidad ambiental sigue siendo débil en San Luis Potosí.
El caso de Los Vergeles no es aislado, sino reflejo de una ciudad con serios rezagos en gestión de residuos y corresponsabilidad social. La recuperación de estos espacios exigirá más que limpiezas: requiere voluntad política, presión ciudadana y una estrategia ambiental de fondo.