Dicen que en un pueblo con estudios la gente vive más libre, otros creen que la acumulación de conocimiento hace a las personas críticas del sistema, pero también rehenes de su propia educación, se vuelven paranoicas, astutas, puntuales, en ocasiones prepotentes y déspotas.
El nivel de educación si importa, pero no aquel que permita la ideologización que profese el gobierno en turno. Algunos prefieren lo fácil, donde el maestro tome el papel patriarcal o de plano la escuela se convierta en una guardería mientras pasa la mañana. Es triste reconocer los retrocesos en educación, pareciese que el modelo educativo del país, se quedo en los años postrevolucionarios; salvo por los avances tecnológicos, podemos decir que la educación en México se mantiene somnolienta, aletargada, sin un esquema de largo plazo transexenal.
Al pasar del tiempo, cada año, la deserción escolar es geométrica, los muchachos que aspiran a alguna carrera pronto la abandonan por ir al buscar el dinero fácil.
Estudios abundan, sometidos a escrupulosos y rigurosos métodos científicos, metodologías de vanguardia, redactados por doctores, master en sociología, educación, antropólogos, se publican sendos libros, premios en educación, en pedagogía, universidades se auto premian ¿y que sucede?, casi por no decir todo, sale de personas sentadas a tras de un escritorio, en una pira de libros que leen a medias interpretados a sus ideas, para después aplicar sus conocimientos teóricos a través de los maestros frente a grupo, que al aplicar sus teorías, se convierten en un fracaso monumental.
La comunidad educativa lo vive a diario, ya no importa quien esté al frente de las secretarias de educación, la federal o la estatal, ya es lo de menos, lo indeseable, quienes ostentan el cargo carecen de una formación profesional, que les haga ver con miras altas, estos señores terminan haciendo de la SEP, un botín político, centro de adiestramiento ideológico y de operación política para los planes electorales del ejecutivo en turno.
La otra educación, la profesional, donde se formarán los futuros expertos en materias clave para el desarrollo social y tecnológico, las universidades del país están siendo objeto de una avalancha de “castigos” económicos, tal vez como un acicate para desmoralizar a la comunidad académica o a los mismos directivos universitarios, los presupuestos se les recortan a contentillo de los gobernadores, parecen venganzas políticas o revanchas añejas, entre grupos de poder.
Las autonomías universitarias son sin duda una piedra en el zapato, dolorosas, estorbosas y sangrantes, una bien intangible moral, motivo por el cual son objeto de ataques sistemáticos a su existencia, hasta Harvard no se salva.
Hoy en San Luis Potosí, la universidad de todos, no está exenta de un ataque mediático constante del titular del ejecutivo estatal, es más nos atreveríamos a decir que al gobernador Ricardo Gallardo ante la falta de acceso para sus fines políticos, la Universidad es un peligro para sus ideas expansionistas color verde, su claro castigo económico a la casa de estudios, no deja duda a pensar en el celo político tan absurdo como el castigo. Cada año desde su llegada al gobierno, no le entrega lo que le corresponde como presupuesto y aun teniendo el dinero en caja, prefiere devolver a la federación, los 150 millones que año con año le debería entregar a la universidad, mientras esos sucede, se ve un deterioro en las mayorías de las escuelas, pupitres viejos, salones a medio pintar, ciudad universitaria a media luz, equipos de laboratorio obsoletos, reducción de horas laborales a maestros con sueldos irrisorios, un sinfín de problemas a causa de un capricho infundado.
En Universidad Autónoma de San Luis Potosí, de igual manera, casi siempre o desde que tengo uso de razón, ha sido trampolín político con las consecuencias que ya conocemos. Una universidad mal administrada, saqueada, sueldos tan elevados que dan vergüenza, solo para la elite, rectores con poca o nula capacidad de negociación con la federación, recursos aplicados en edificios suntuosos y poco aprovechados, matrícula para alumnos restringida, en algunas escuelas o facultades es la misma matrícula desde los años 80s.
La universidad potosina carece de líderes, tienen a penas burócratas con aspiraciones de poder y alumnos con su sociedad ajenos a los problemas solo con sus becas se conforman. Nuestra universidad no tiene un liderazgo que enfrente los embates del ejecutivo, no se trata que el rector se encare con gobernador Gallardo, pero sí, que sus palabras denoten firmeza, arrojo, ¿qué no conocerá la historia? .
Cuando los lugares donde nacen las ideas son presas de una persecución y se le pretende silenciar, es la hora de la movilización como ultimo recurso, pero si el Dr. Zermeño se empeña en solo aceptar lo que se le antoje al Gobernador darle a la universidad, entonces tendremos solo lo que al gobierno en turno entienda por educación de calidad, y al rector, por lo que entienda lo que es ser un rector de una universidad de prestigio como la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, “Siempre autónoma. Por mi patria educaré”.
En un punto y aparte, porque así lo quieren, porque así lo necesitan, el flamante José Luis Romero Calzada, recibió de manos del Gobierno del Estado, nada mas y nada menos la pequeña cantidad de 10 mil despensas con cargo al erario público. El “ Tekmol” presumió sin reparo que el propio gobernador Ricardo Gallardo, le autorizo su reparto y mes a mes serían 15 mil, él se comprometió entregar de forma directa a los beneficiarios, cual bondadoso es, que agregaría, pollo, huevo y porque no una caguama y aceite tekmol para las motos de la “perrada. En un claro delito, la SEDESORE pronto salió a defenderse, cuando ya el delito está a la vista de todos.
Impunidad, arrogancia, corrupción, ha eso nos han llevado y aún faltan dos años.
Nos saludamos pronto.
Oscar Esquivel