El Festival de Jazz de San Sebastián cumple 60 años y puede alardear de haber programado a muchos de los músicos sin los cuales la historia del jazz habría sido mucho menos fructífera. Aunque cuando celebró su modesta primera edición en 1966, nada garantizaba que la idea fuera a funcionar.
Ella Fitzgerald, Nina Simone, Dizzy Gillespie, Miles Davis, Charles Mingus, Sonny Rollins, Wayne Shorter, Keith Jarrett y Ray Charles son unos poquísimos grandes nombres de la extensísima lista que engrosa el currículo del festival de jazz. Es el más antiguo de España y uno de los más veteranos de Europa que, tras un aperitivo este fin de semana, tendrá el primer plato fuerte de la sexagésima edición el martes con Jamie Cullum.
Los inicios
El guitarrista Mickey Baker fue el invitado estrella en el año del despegue, en el que hubo concurso de aficionados que continuó algunas ediciones más, y en el que la plaza de la Trinidad fue el escenario elegido, todo un acierto porque este espacio de la Parte Vieja acabó siendo el más querido de todos los del Jazzaldia.
El interés por el festival fue creciendo y con ello el número de grupos aficionados llegados de distintos países. También el cartel de profesionales; en el de la sexta edición aparecieron ya figuras tan potentes como la del violinista francés Stéphane Grappelli.
Y mientras se vetaban las garrafas de vino en la ‘Trini’ que el público llevaba para acompañar sus bocadillos, el Jazzaldia seguía su marcha ascendente, como cuenta el festival en los libros que editó con motivo de su 40 y 50 aniversario.
En su año nueve la duración se amplió a seis días y al polideportivo de Anoeta, de mucho más aforo, se trasladó el concierto de un imprescindible, Charles Mingus, que llenó.
Las cosas no podían ir mejor y para celebrar su décimo aniversario, en 1975, hubo fichajes envidiables: Ella Fitzgerald, Dizzy Gillespie y Oscar Peterson, nada más y nada menos.
La anécdota de ese año es la del bajista del grupo aficionado británico Last Exit, de nombre Gordon Sumner, que pasó inadvertido. Sting y The Police estaban aún por emerger.
Al jazz en masa
Las estrellas del décimo cumpleaños actuaron en el velódromo de Anoeta. Ella Fitzgerald reunió a 6.000 personas. A ese escenario volvió el festival en 1979 para quedarse casi una década en la que la asistencia a algunos conciertos siguió batiendo récords.
El pianista Chick Corea alcanzó los 14.000 espectadores en 1981, cuando el Jazzaldia atraía a jóvenes como si fuera un festival de rock, aunque quienes tocaban fueran nombres como los de los ya míticos Art Pepper, Woody Shaw, Archie Shepp, Ornette Coleman, Art Blakey, Freddie Hubbard y Stan Getz.
Y, por supuesto, el genio Miles Davis, que se estrenó en 1984 y regresó con su trompeta en dos ocasiones más, la última en 1990, un año antes de su muerte.
Ray Charles y Keith Jarrett congregaron asimismo a miles de personas en el veinte aniversario, pero como recuerda el festival en sus publicaciones conmemorativas, las cifras bajaron y se volvió a la plaza de la Trinidad.
Con el nuevo siglo y la apertura del Kursaal las cosas comenzaron a cambiar. Sin dejar la ‘Trini’, el Jazzaldia empezó a configurarse como un evento de múltiples espacios abierto a las más diversas propuestas que desde entonces han llenado de vida la ciudad.
Otras músicas
En 2002, se creó un escenario gratuito en la playa de la Zurriola, que ha acogido soul, rhythm and blues, funky, pop y rock con conciertos que han invitado al baile y a la fiesta de la mano de gente como Patti Smith, Pretenders, Gloria Gaynor, Belle and Sebastian, Ray Davies, Jackson Browne, Earth, Wind and Fire y Simple Minds.
Y, sí, también el Orfeón Donostiarra pisó ese escenario en un juego de voces compartidas con Bobby McFerrin, un reto experimental que sustituyó en la edición de 2008 a Lou Reed, que había dado la espantada al festival.
Jamie Cullum y Elvis Costello han sido otros de los invitados del escenario de la playa, dos músicos muy apreciados por el público donostiarra que se encuentran entre los muchos que han repetido. El marido de Diana Krall incluso hizo piña con Kris Kristofferson cuando coincidió con él en la ‘Trini’ en 2010.
Sonidos de África y Asia han tomado también un Jazzaldia que no se ha olvidado de la música brasileña, con destacadísimos representantes como Caetano Veloso y Gilberto Gil, y que con sus eclécticas propuestas ha llevado al público a pasárselo realmente bomba, como ocurrió con un pletórico Georges Benson en el Kursaal. O a emocionarse lo indecible con las voces de Liza Minelli y la extraordinaria Jessye Norman, o con ese ‘Ne me quitte pas’ que brotó de la armónica de otro de los grandes, el belga Toots Thielemans.
Jazz que se escribe con eñe
Desde que hace cinco años se alió con la SGAE para acoger su ciclo JazzEñe, el festival donostiarra ejerce de plataforma para que programadores de otros países puedan escuchar el jazz que se está haciendo en España, pero su atención por el género tanto de casa como de Latinoamerica viene de lejos.
A dos grandes como Tete Montoliu y Pedro Iturralde se les escuchó ya en las primeras ediciones. Tito Puente, Paquito D’Rivera, Bebo y Chucho Valdés y muchos otros han visitado asimismo San Sebastián, al igual que Gato Barbieri. Y ese jazz influenciado por el flamenco también se ha dejado escuchar con figuras como Chano Domínguez y Jorge Pardo.
Si cuando celebró las bodas de oro, eran más de 5.000 músicos los que conformaban su nutrida historia, ahora lo serán varios cientos más. Muchas páginas son necesarias para no olvidar a ninguno y hacer justicia a todos.