Las autoridades científicas chinas revelaron más detalles acerca del diseño y los objetivos de la misión Tianwen-3, que prevé lanzar hacia 2028 con la meta de traer muestras del suelo marciano a la Tierra en torno a 2031.
Según un artículo publicado en la revista Nature Astronomy por el científico jefe del proyecto, Hou Zengqian, y otros investigadores, Tianwen-3 implicará dos lanzamientos independientes.
Las naves tardarán entre siete y ocho meses en alcanzar Marte y permanecerán allí alrededor de un año antes de emprender el regreso, en un proceso de más de tres años que pretende recolectar al menos 500 gramos de material del planeta rojo.
La misión contempla tres metas principales: buscar posibles señales de vida pasada en Marte, como fósiles o biomarcadores; analizar la evolución de su habitabilidad mediante el estudio de elementos como el agua, la atmósfera o la existencia de océanos; e investigar su estructura geológica y la historia de su historia evolutiva, desde la superficie hasta el subsuelo.
La recolección de muestras se llevará a cabo mediante tres técnicas: raspado superficial, perforación profunda y recogida asistida por dron.
A diferencia de otras misiones, Tianwen-3 no incluirá un vehículo explorador, sino un dron que operará en un radio de varios centenares de metros desde el lugar del amartizaje.
Uno de los elementos novedosos será la perforación de hasta dos metros de profundidad, que no se ha intentado en misiones previas.
De una lista inicial de más de 80 posibles ubicaciones para el amartizaje, los investigadores han reducido las opciones a 19 y esperan definir una terna final antes de que termine 2026, según el artículo, del que se hace eco este miércoles la prensa local.
La misión incluirá un estricto protocolo de protección planetaria para evitar contaminaciones cruzadas entre la Tierra y Marte.
Las muestras serán transportadas y almacenadas en un laboratorio especializado de alta seguridad donde se llevarán a cabo su esterilización, apertura, análisis y evaluación de riesgos biológicos.
China ha invertido fuertemente en su programa espacial en los últimos años, logrando hitos como el alunizaje de la sonda Chang'e 4 en la cara oculta de la Luna, la llegada a Marte y la construcción de su propia estación espacial, la Tiangong.