Opinión
DESDE HACE DÉCADAS SE hablaba de ciertos pactos de impunidad entre la administración en turno y los grupos criminales, la cual fue definida por algunos autores como “paxnarca”, el PRI y el PAN en su momento fueron señalados por ello y hoy Morena es acusado de situaciones similares.
DURANTE LOS AÑOS DE LA dictadura perfecta, la posibilidad de pactos de impunidad necesariamente obedecía al Poder Ejecutivo Federal.
EL DISEÑO INSTITUCIONAL DEL sistema político y su presidencialismo exacerbado no permitía a los gobernadores tener la fuerza suficiente para garantizar impunidad al crimen organizado.
SIN EMBARGO, CON LA TRANSICIÓN democrática del fin del siglo pasado, los gobernadores adquirieron el poder de verdaderos señores feudales y con ello, la interlocución de cualquier intento de pacto, también se modificó.
HOY EN LOS GOBIERNOS emanados de Morena se vive una crisis fuerte en materia de seguridad, no solo las acusaciones que se hacen sobre diversas gubernaturas y presidencias municipales, sino incluso, porque por primera vez a nivel internacional, un gobierno extranjero se atreve a señalar los posibles pactos de impunidad que facilitan el trabajo de los grupos criminales que operan en el interior de la República Mexicana.
LA ADMINISTRACIÓN DE DONALD Trump en dos momentos ha tensado la relación bilateral con México, al señalar vínculos entre el gobierno y los grupos criminales, lo que ha generado presión en materia económica a través de medidas arancelarias que pondrían en jaque a la economía nacional, considerando que Estados Unidos es el principal socio comercial de nuestro país.
LA ACUSACIÓN DE UN GOBIERNO extranjero ya es grave, pero esto se sigue complicando cuando los señalamientos se hacen en torno a un procedimiento judicial que se sigue contra uno de los líderes de un cártel que opera en México, es decir, que un abogado que representa a un presunto responsable, llame a la presidencia del país “relacionista pública de un grupo criminal”, genera demasiado ruido, lo que no abona a la legitimidad del gobierno.
AHORA BIEN, NO ES MENOR QUE el discurso del abogado se funde en un expediente no tan añejo, en el que el gobierno mexicano no permitió que se procesara a un ex funcionario del gobierno peñista, mismo que fue acusado por posibles vínculos con el crimen organizado, caso que nunca fue del todo claro cuando se “desahogó” en nuestro país.
SI A ESTA VORÁGINE adicionamos lo relativo a las acusaciones del gobierno de Estados Unidos contra una institución de crédito, de la cual es dueño una de las personas que en su momento fue muy cercana al expresidente Andrés Manuel López Obrador, es claro que posibles vínculos de funcionarios públicos con actividades ilícitas, se siguen ligando de forma apresurada, vulnerando la posición de Morena y sus aliados.
A TODA ESTA PROBLEMÁTICA internacional, por supuesto que se suman los presuntos vínculos de un personaje muy cercano al líder del partido mayoritario en la Cámara de Senadores, una persona clave en la administración local, señalado por estos delitos, no es algo novedoso, pero que sí retumba en el discurso de “somos diferentes”.
ES JUSTO POR ESTO QUE LA presidencia busca poner freno a los señalamientos, y de forma anticipada descalificó cualquier argumento bajo la premisa de que no había pruebas, pese a no tener idea de lo que obra en el expediente judicial. Y, por otro lado, se interpuso una demanda por difamación para deslindarse de lo señalado por el abogado mencionado.
MORENA ENFRENTA UNA CRISIS discursiva, está en jaque aquello que permitió dotarlos de tanta fuerza política en el año 2018, es decir esa legitimidad que les dio el asumirse que no eran la misma clase política que había gobernado este país, esa capa con la que se ufanaron de ser incorruptibles y que, por ello, podía gritar a los cuatro vientos las tropelías de los gobernantes en turno; la cual simplemente se cae a pedazos por una realidad que golpea particularmente desde los gobiernos locales.
HOY CLAUDIA SHEINBAUM TIENE que reinventarse, dar un golpe de timón y marcar una distancia con todo aquello que empieza a ser un lastre; hoy es necesario que deje el discurso de la post verdad y empiece a trabajar en la narrativa de su presente, de aquella que le dé la fuerza que a su gobierno se le negó desde su origen, la cual le permita enmarcarla no como el mesías prometido, pero sí como la gobernante que el país necesita cuando la crisis de seguridad sigue presente y la tensión con Estados Unidos es latente y amenaza con sus dichos a nuestro país.
EN ESTE MOMENTO, LA narrativa está en crisis, pero es la oportunidad perfecta para reinventarse como política, de lo contrario, se evidenciará una incapacidad institucional que cargará por lo que resta de su administración.
@josesolisb