San Luis Potosí, SLP.- Ni las intensas lluvias recientes ni las promesas oficiales han logrado apaciguar el descontento ciudadano. Este jueves, vecinos de colonias aledañas a las avenidas Vasco de Quiroga y Kukulcán volvieron a tomar las calles para protestar, no solo por la persistente falta de agua potable, sino también por el deterioro del drenaje, que ha colapsado en varios puntos de la zona.
Con pancartas, bloqueos viales y un mensaje claro de hartazgo, los manifestantes denunciaron la indolencia de las autoridades, particularmente del organismo operador Interapas y del alcalde Enrique Galindo, cuya ausencia física y política ha sido señalada como un agravante en esta crisis. “El presidente municipal está más presente en sus giras que en la ciudad que dice gobernar”, expresó un vecino visiblemente molesto.
Las protestas, que se han intensificado en las últimas semanas, obedecen a una situación insostenible, hogares que llevan semanas sin recibir una sola gota de agua por red, mientras se ven obligados a contratar pipas con precios elevados y disponibilidad incierta. La situación se agrava con el mal estado del sistema de drenaje, que provoca encharcamientos, malos olores y riesgo sanitario, especialmente tras las recientes lluvias.
A pesar de que la presa San José alcanzó su nivel máximo y se autorizó su desfogue hace unos días, muchas familias consideran ese hecho como un agravio. “¿Cómo es posible que tiren el agua mientras nosotros no tenemos ni para bañarnos?”, cuestionó una manifestante. Para la ciudadanía, el “desperdicio” es símbolo de la mala planeación y de la falta de sensibilidad institucional.
La protesta de este día provocó el cierre parcial de la avenida Vasco de Quiroga, en el tramo entre avenida Granjas y calle Kukulcán. Elementos de vialidad se desplegaron para desviar el tránsito vehicular, pero ni personal de Interapas ni autoridades municipales se hicieron presentes en el lugar.
“Somos la ciudad amable del estado más seguro”, dijeron varios inconformes con tono sarcástico, en referencia a los slogans oficiales, que contrastan con la realidad que viven a diario. Anunciaron que las movilizaciones continuarán de manera indefinida hasta que se restablezca el servicio de agua potable y se atiendan los problemas del alcantarillado. “Ya no queremos discursos; queremos agua y soluciones reales”, sentenció una de las organizadoras.
La presión social crece y, con ella, el costo político de una crisis hídrica y sanitaria que ya desbordó cualquier explicación técnica. La “ciudad amable” se seca, y la paciencia de sus habitantes también.