San Luis Potosí, SLP.- Una peligrosa tormenta de factores amenaza la salud pública en la Huasteca potosina, las lluvias intensas, el calor extremo y la creciente humedad están detonando una ola de casos de dengue. Pero no solo los mosquitos representan un riesgo; también los métodos con los que se pretende combatirlos.
Aunque las autoridades han intensificado las campañas de fumigación en zonas habitadas, especialistas advierten que los productos utilizados podrían estar agravando el problema de fondo, la exposición crónica a sustancias tóxicas con efectos comprobados sobre la salud humana.
La humedad persistente y las temperaturas tropicales han convertido a la región Huasteca en un caldo de cultivo ideal para el Aedes aegypti, el mosquito transmisor del dengue, zika y chikungunya. Municipios como Ciudad Valles, Tamazunchale y San Vicente Tancuayalab ya reportan decenas de casos confirmados, mientras las ovitrampas registran concentraciones alarmantes de huevecillos en colonias vulnerables.
La geógrafa María Guadalupe Galindo Mendoza, responsable del Laboratorio Nacional de Geoprocesamiento de Información Fitosanitaria de la UASLP, ha lanzado una advertencia seria, algunos de los pesticidas que se usan en campañas oficiales y aplicaciones particulares están prohibidos en otros países por ser altamente cancerígenos.
“Estos productos se rocían en patios, techos, lavaderos y jardines. Lo grave es que no se degradan fácilmente y permanecen activos, exponiendo a familias completas a sustancias ligadas al cáncer de próstata y mama”, señaló la investigadora.
Entre los plaguicidas señalados se encuentran el clorpirifós, malatión y paratión, todos clasificados como peligrosos por organismos internacionales. A pesar de múltiples advertencias a nivel estatal y nacional, su uso sigue presente en campañas de fumigación en San Luis Potosí.
La situación ha escalado al punto de llegar al Congreso de la Ciudad de México, donde se presentó una lista de sustancias prohibidas internacionalmente que continúan usándose en diversas entidades federativas.
Sustancias bajo la lupa: ¿qué tan tóxicos son?
Clorpirifos: Neurotóxico prohibido en más de 40 países. Ligado a daño cognitivo infantil y alteraciones inmunológicas.
Temefos: Retirado en la UE desde 2006. Aún se usa como larvicida en zonas rurales mexicanas.
Paratión y metamidofos: Clasificados como “extremadamente peligrosos” por el Convenio de Róterdam.
Bendiocarb y endosulfán: Altamente tóxicos, con efectos endocrinos y acumulativos. Vetados en la UE y América del Norte.
Sustancias aún usadas pero con riesgos comprobados:
Malatión: “Probablemente cancerígeno” confirma la OMS desde 2015.
Permetrina y Aqua Reslin: Piretroides que han perdido efectividad debido a la resistencia de los mosquitos.
Lambdacialotrina y bifentrina: Menos tóxicas, pero neuroactivas y perjudiciales para insectos benéficos y cuerpos de agua.
El uso indiscriminado de pesticidas sin una regulación estricta puede tener consecuencias graves:
1. Riesgo a largo plazo: Cáncer, daños neurológicos, hepáticos y alteraciones hormonales.
2. Ineficiencia creciente: Mosquitos resistentes hacen que las fumigaciones no sirvan y solo aumenten la exposición a tóxicos.
3. Falta de monitoreo: No existen estudios locales sobre los efectos acumulativos en la salud humana.
Por ello, es importante informarse sobre los químicos usados y exigir a las autoridades transparencia sobre los compuestos activos aplicados.
Aplicaciones responsables: Fumigaciones solo con personal capacitado y equipo de protección, conforme a la NOM-256.
Alternativas más seguras: Como la cipermetrina y deltametrina, aprobadas por la OMS si se usan correctamente.
Priorizar la prevención: Eliminar criaderos de mosquitos en casa sigue siendo la herramienta más eficaz.
“No se trata solo de matar zancudos. Se trata de proteger vidas. Necesitamos una estrategia sanitaria con conciencia ambiental y humana”, concluye Galindo Mendoza.