Energías lumínicas que llenan con su música iridiscente los corazones de los afligidos, los juegos de los niños, el aletear de los aviares y las mentes de los genios. Soplidos del viento que acarician nuestra piel cuando contemplamos hacia afuera o hacia adentro.
Fragancias que no son de este mundo, que inundan los espacios sagrados y los hogares cálidos llenos de amor. Se entretejen en las palabras de los que consuelan y en la sabiduría hecha letras, cantos y clases magistrales. Se vislumbran cuando el sol se cuela tembloroso entre las hojas húmedas de los árboles y en saltitos en las flores que danzan con la brisa de la tarde. Rodean las camas de los que adolecen de sus cuerpos, sus mentes y sus Almas.
Nos hablan en los platillos suculentos de la gente que nos ama y cuando somos nosotros quienes alimentamos a otros. Se aparecen en la dulzura de las frutas y en las caricias del agua, siempre mensajeros, siempre reparadores, siempre protectores, siempre amor.
Los Ángeles, Artistas de los Milagros, los enormes y los cotidianos. Y nos miran, con ternura, con ojos de viento. Luz verde de sanación, luz azul protección, luz dorada sabiduría, luz rosa amor, luz blanca pureza, luz violeta transmutación, luz dorada provisión.
Frecuencias encantadoras y amorosas que han estado siempre y que escuchan guiándonos hacia la virtud y la Conciencia, hacia el gozo y la plenitud, hacia el recuerdo consciente de quienes somos y de dónde venimos.
Si en este momento soltamos todo lo dicho, significado, resignificado y escrito sobre esas esencias celestiales y nos respondemos preguntas como; ¿Has sentido su presencia? ¿Te has dado cuenta de situaciones que no puedes explicar racional, ni mundanamente y que no hay casi otra manera de interpretarlo, que comprendiendo que había al lado de ti alguien protegiéndote?, es posible que se abra ante nosotros la posibilidad de abrir el corazón a la belleza.
De pronto se te abre el camino, todo fluye como un río, tu vibración sube y un mar de calma te sostiene en una sonrisa de certeza. Las señales comienzan a aparecer haciéndote sentir un dulce estremecimiento y las que parecen casualidades son un tejido espacio-temporal que se lee como obra de arte de exactitud para que tu bienestar se acelere y tu calma se avecine con rapidez. Guardianes del Alma.
Y mientras estamos aquí, nos mantienen conectados a la eternidad y a la belleza. Nos abren los caminos y nos evitan accidentes, penas, desvíos y peligros, si les damos permiso.
Les dibujan con alas, y es que un ser alado, surca dimensiones más sutiles y luminosas. Y muchas veces podemos imaginarles lejos y fuera de nosotros, pero resplandecen en el corazón, cada vez que sanamos, protegemos, compartimos sabiduría, amor, somos puros, transmutamos, nos abrimos a la providencia y proveemos con amor.
Están en todo momento. Invocamos su presencia, cuando somos coherentes, cuando decidimos caminar bendiciendo y eligiendo a cada segundo a la voz del Espíritu y no la del ego distorsionado. Sin embargo, cuando caemos y olvidamos el origen y la luz se vuelve menos brillante, allí es donde su luz resplandece como una antorcha, siempre paciente, siempre presente, esperando el momento de ser llamados para caminar con nosotros de nuevo al hogar.
Se te aparecen en la voz del desconocido que te enunció las palabras exactas para sosegarte, para comprender, para sanar, para tener ganas otra vez de seguir adelante.
Se te aparecen cuando observas señales simbólicas, letras, imágenes, anuncios o frases que parece que están dirigidas especialmente a ti en el momento preciso. Guiños del cielo. A veces, eres tú, quien representa al/la mensajera(a) y tu voz se llena de una Sabiduría y un consuelo profundos que parecen caricias al Alma.
¿Te ha pasado? Sería imposible poder comprender la infinitud de frecuencias guardianas, puras y diamantinas que protegen y guían al inefable número de seres que habitan los universos.
Pero, aunque nos gusta clasificar, simplemente podemos confiar en que esas frecuencias resplandecen experimentando sus misiones al cuidar y amparar a humanos y seres de otros reinos y especies. Los guardianes de los bosques, los mares, los cielos, los elementos, las demás especies terrenales y un interminable etc. ¿Cuántas veces también te has dado cuenta de que habitas con ángeles de cuatro patitas que ladran o maúllan?
En otras ocasiones algún(a) amigo(a), maestro(a) o familiar fungen como ángeles en tu vida. ¿Te gustaría llamar desde tu corazón a tus guardianes? ¿Es tu deseo co-crear tu realidad con el amor que el Universo entero te profesa a través del mundo Angélico? A tu manera, a tu ritmo, desde tu auténtico latir del corazón. Pues mereces, que la luz infinita y el amor profundo inunden tu corazón, siempre, siempre, siempre.
Gracias por caminar juntos.
Tu terapeuta.
Claudia Guadalupe Martínez Jasso.