El doctor Laínez, al frente de la recién creada, en junio, Fundación Española de Cefaleas, pone el acento en la migraña en la mujer y advierte de que no se trata de un simple dolor de cabeza sino de una patología neurológica compleja que altera la vida de quien la padece.
El neurólogo, que ocupó el cargo de presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN) desde 2020 a 2024, es jefe del Servicio de Neurología del Hospital Clínico Universitario de Valencia.
También ha compaginado su labor asistencial con la docencia, siendo profesor asociado en la Universidad de Valencia y profesor agregado de Neurología en la Universidad Católica de Valencia. También ejerció como docente en el Departamento de Neurología en Thomas Jefferson University, en Philadelphia (Estados Unidos).
Migraña y mujer: una urgencia silenciosa, primera causa de incapacidad en menores de 50 años
Por José Miguel Láinez, director de FECEF
En España, más de cinco millones de personas conviven con la migraña, una enfermedad neurológica que va mucho más allá del simple “dolor de cabeza” y que afecta con especial intensidad a las mujeres en edad fértil.
Más de tres millones de mujeres sufren sus consecuencias, a menudo en silencio, en un momento vital de plena actividad personal, social y profesional.
La migraña, que se manifiesta con dolor pulsátil, náuseas, vómitos y una intensa sensibilidad a la luz y al sonido, es la enfermedad más discapacitante en mujeres menores de 50 años. Pese a ello, sigue siendo una patología rodeada de estigmas, desinformación y, sobre todo, de una gran falta de reconocimiento social.
La prevalencia de la migraña en la mujer no es casual. Las fluctuaciones hormonales, especialmente los cambios en los niveles de estrógenos juegan un papel clave. Estos cambios, comunes durante el ciclo menstrual, el embarazo, el posparto y la menopausia, no solo pueden desencadenar ataques de migraña, sino también intensificarlos.
Así, la adolescencia marca un punto de inflexión: mientras que en la infancia la prevalencia es similar entre niños y niñas, en cuanto aparece la menstruación, el porcentaje se dispara entre las mujeres. De hecho, entre el 50 y el 60% de las mujeres con migraña experimentan ataques vinculados a su ciclo menstrual.
Durante el embarazo habitualmente mejoran, pero en algunas pacientes pueden empeorar, dificultando aún más la alimentación, el descanso y la hidratación en una etapa ya de por sí delicada. Esta mejoría suele ser más marcada en el segundo y tercer trimestre del embarazo, aunque no pocas sufren un repunte en el posparto, cuando el descenso hormonal se suma al estrés, la falta de sueño y el cansancio extremo.
En la perimenopausia, los ataques también pueden intensificarse antes de remitir o incluso desaparecer con la llegada de la menopausia.
Esta relación entre migraña y ciclo vital femenino tiene importantes implicaciones sociales, laborales y económicas.
Históricamente, era prácticamente imposible obtener un reconocimiento médico o una incapacidad laboral por migraña. Hoy, afortunadamente, comienza a reconocerse como lo que realmente es: un problema de salud pública de primer nivel.
Pero queda mucho por hacer. En demasiadas ocasiones, las mujeres que sufren esta enfermedad son invisibilizadas o, peor aún, señaladas como exageradas o hipocondríacas. Esta banalización es una barrera más para el diagnóstico y tratamiento adecuado.
Por todo ello, debemos saber que una migraña no es un simple dolor de cabeza. Es una patología neurológica compleja que altera la vida de quien la padece. Un ataque puede durar horas o días, y forzar a quien lo sufre a encerrarse en habitaciones oscuras, a cancelar compromisos, a detener su vida.
Esto no solo afecta a nivel físico, sino también emocional y social. Las personas con migraña, especialmente mujeres jóvenes, enfrentan una pérdida de productividad, de oportunidades y, en demasiados casos, de calidad de vida.
Es en este contexto donde surge la recién creada Fundación Española de Cefaleas (FECEF). Una organización nacida con la vocación de cambiar el paradigma de cómo entendemos, tratamos y combatimos la migraña en nuestro país.
Impulsada por la Sociedad Española de Neurología (SEN), la Fundación responde a una necesidad urgente: unir esfuerzos de manera coordinada, sostenida y eficaz entre profesionales sanitarios, pacientes, instituciones y la sociedad en su conjunto.
La FECEF nace con varios objetivos claros y complementarios. Por un lado, aumentar la visibilidad de las cefaleas, y en particular de la migraña, entre la población general y los responsables políticos y sanitarios. Es necesario romper con el mito de que “no se puede hacer nada” ante una migraña. No solo existen tratamientos eficaces, sino que una detección precoz y un enfoque terapéutico personalizado pueden transformar la vida de muchos pacientes.
Por otro lado, la Fundación aspira a ser un espacio de encuentro y colaboración, donde se escuche tanto la voz del paciente como la del profesional sanitario. Porque nadie mejor que quienes conviven con esta enfermedad para señalar sus necesidades reales, y nadie mejor que los especialistas para responder a ellas con conocimiento y evidencia científica.
Asimismo, la FECEF tiene un firme compromiso con la investigación. La ciencia es clave para avanzar en la comprensión de los mecanismos que desencadenan la migraña, desarrollar nuevos tratamientos y mejorar los ya existentes. También lo es para analizar los factores específicos que afectan a las mujeres, aun insuficientemente estudiados y muchas veces ignorados en los ensayos clínicos.
Finalmente, la Fundación quiere ser un altavoz. Un altavoz que repita, tantas veces como sea necesario, que la migraña no es una dolencia menor. Que afecta al 12% de la población. Que provoca un sufrimiento real, prolongado y profundamente incapacitante. Que tiene un alto coste para quien la sufre y para el conjunto de la sociedad.
Hoy, por fin, existe una entidad que canaliza esta lucha. Una Fundación que trabaja para que ningún paciente con migraña se sienta solo ni ignorado. Que reclama la atención que esta enfermedad merece. Que no se conforma con minimizar el dolor, sino que busca aliviarlo de forma efectiva y digna. Porque toda persona merece vivir libre de dolor y con la esperanza de un mañana mejor.