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Ciclistas demandan ciclovías seguras

Colectivos señalan que no se puede hablar de urbanismo moderno sin hablar de movilidad no motorizada

San Luis Potosí, SLP.- El pasado martes 08 de Julio, un ciclista perdió la vida sobre el río Españita, cerca del puente de las vías en Azteca Norte. Aunque para algunos fue un hecho trágico pero aislado, para quienes se mueven diariamente en bicicleta por San Luis Potosí fue una confirmación más de lo que ya saben, transitar en esta ciudad es jugarse la vida.
 
El colectivo Pedaleando SLP, que desde hace años promueve una movilidad urbana sustentable, reaccionó con contundencia. Denunció no solo la omisión de infraestructura segura, sino la negligencia estructural que desde el gobierno municipal se sigue perpetuando. Su exigencia es clara, ciclovías continuas, bien diseñadas, con separación física, señalización clara, y que realmente conecten con el resto del sistema de transporte. No es una petición nueva, pero sí cada vez más urgente.
 
Y mientras eso ocurre en las calles, en las oficinas del Instituto Municipal de Planeación (Implan) se cocina a puerta cerrada el futuro de la ciudad. Su titular, Javier Ernesto Flores Navarro, asegura que el rediseño del Programa de Desarrollo Urbano del Centro de Población está aún en “fase preliminar” y que se han escuchado más de 60 instituciones. ¿Cuáles? En su mayoría cámaras empresariales, colegios de profesionistas y dependencias de gobierno. Cuando se le cuestionó sobre colectivos ciudadanos como Pedaleando SLP, no pudo mencionar ni uno.
 
La exclusión no es anecdótica, es estructural. Porque si algo tienen claro los colectivos que luchan por una ciudad más accesible y humana, es que no se puede hablar de urbanismo moderno sin hablar de movilidad no motorizada, inclusión social y derecho al espacio público. Dejar fuera estas voces desde el principio del proceso no solo es un error técnico, es un acto político.
 
“El reclamo que hacen es por esto que acabamos de hacer”, dijo el titular del Implan, minimizando la crítica ciudadana como si se tratara de un malentendido pasajero. Prometió más apertura en fases futuras, pero para entonces, el modelo de ciudad ya estará prácticamente definido.
 
La omisión de voces ciudadanas no es nueva, pero sí alarmante cuando se trata de definir los próximos 10, 20 o 30 años del desarrollo urbano. ¿Cómo podemos hablar de planeación sustentable cuando los colectivos que conocen la ciudad a pie, en bicicleta y en transporte público no están en la mesa? ¿Qué tan democrático es un proyecto que se define sin ellos?
 
El caso de Pedaleando SLP revela una fractura más profunda, una ciudad que prioriza el auto por encima de la vida humana, que ve en las ciclovías un estorbo estético y no una necesidad vital, y que margina sistemáticamente a quienes no tienen el privilegio de moverse en coche.
 
La planeación urbana no puede ser un juego de escritorio ni una maqueta que se impone desde arriba. Debe construirse desde las calles, con la experiencia real de quienes las transitan, con la escucha activa de los sectores que históricamente han sido ignorados.
 
Hoy, el Implan tiene la oportunidad —y la responsabilidad— de corregir el rumbo. De lo contrario, los próximos muertos no serán accidentes, sino consecuencias directas de una ciudad que decidió planearse sin la gente.
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