Los alumnos de César Miguel llegaron al centro comunitario de la Parroquia San Jorge Mártir antes de las 7:00 horas de ayer, cuando la discusión ya había comenzado.
Adentro del salón de crossfit, José Luis, el entrenador anterior, reprochaba a su ex compañero que por su culpa lo despidieron hace tres años.
"Así como llegamos nos salimos porque vimos que estaban alegando.
"El instructor (César) nos dijo que le llamáramos a la Policía y cuando volteamos nos dimos cuenta que la otra persona traía una pistola", señaló una mujer.
Apenas habían salido a la Avenida 606, donde se ubica el gimnasio, cuando escucharon dos disparos y llamaron al 911.
Los primeros que intervinieron fueron agentes auxiliares que patrullaban a unas cuadras de ahí, en la Colonia San Juan de Aragón Cuarta Sección, en Gustavo A. Madero.
"Yo creo que (José Luis) ya se iba porque lo vi cuando pasó caminando, pero en eso vio la patrulla y se metió otra vez", apuntó la empleada de una panadería.
Luego se sumaron uniformados del Sector Aragón, quienes ingresaron al salón y confirmaron que José Luis estaba armado.
"Los policías observaron a un hombre que apuntaba directamente a la cabeza de un ciudadano que se encontraba hincado", detallaron autoridades capitalinas.
Con un revólver calibre .38 tenía encañonado a César y con una escuadra calibre .22 les apuntó a ellos.
Aunque intentaron convencerlo para que se entregara, no cedió y tomó como rehén al otro instructor.
Las autoridades blindaron el centro comunitario, solicitaron un par de ambulancias y activaron un operativo para rescatar a César.
Casi una después, llegaron agentes de la Fiscalía Antisecuestros y elementos tácticos de la Unidad Metropolitana de Operaciones Especiales (UMOE) de la Policía, entre ellos dos francotiradores.
Sólo entró una célula de unos cinco uniformados, encabezados por el comandante Ríos de la Fiscalía.
El mando y otro agente se acercaron desarmados para dialogar con José Luis, mientras los efectivos de la UMOE fueron desplegados al exterior con fusiles de asalto.
En la calle, los vecinos ya se habían amontonado alrededor del cerco de seguridad, pero dimensionaron la gravedad al ver los vehículos blindados y a la comitiva que acompañaba al Alcalde Giancarlo Lozano.
Hacia las 9:00 horas, el funcionario declaró que la situación estaba bajo control y que en breve concluiría el rescate, pero el operativo se prolongó una hora más.
Durante las negociaciones, José Luis exigió 600 mil pesos a cambio de liberar a César, como compensación tras su despido, pues argumentó que en su momento invirtió esa cantidad de dinero para montar el gimnasio.
El diálogo se rompió al filo de las 10:00 horas, cuando la víctima hizo un movimiento para tomar agua y el sujeto abrió fuego contra el comandante Ríos, causándole un rozón en el cuello y otra lesión en la muñeca izquierda.
El agresor fue abatido enseguida por un francotirador de la UMOE, quien le dio un tiro en la frente.
Afuera volvieron a resonar las tres detonaciones y provocó una estampida, pues la gente se alejó por seguridad.
Entre ellos estaban algunos alumnos de César y Gabriela, su hermana, quienes se acercaron cuando los paramédicos del ERUM sacaron al mando herido para llevarlo al hospital, pues pensaban que era el instructor.
"Él está bien, sólo tenía una crisis nerviosa", la calmó un socorrista.
Casi una hora después, su hermano salió con varios policías en un auto particular usado como patrulla.
Los peritos retiraron el cadáver de José Luis hasta después de las 13:00 horas, pero nadie acudió para reconocerlo.
Aunque en el centro comunitario lo consideraban conflictivo, las autoridades informaron que no tenía antecedentes penales.