Ahora que se ha calentado el tema de la reforma aprobada en la Cámara de Diputados sobre seguridad nacional —la que permitirá a las autoridades acceder a nuestros datos biométricos y otra información sensible como cuentas bancarias, historiales médicos y comerciales—, las opiniones están divididas. Algunos aseguran que el Estado se convertirá en un gran espía que usará esta ley para perseguir opositores, fabricar delitos y coartar la libertad de expresión. Otros, en cambio, le dan un voto de confianza ciego al gobierno para que haga buen uso de los datos de los mexicanos.
Un amigo ingenuo me dijo que él no corre peligro porque “no se mete con el gobierno” y solo publica memes. Le pregunté: ¿De verdad crees que eso le importará a quien pueda acceder a todos tus datos, robar tu identidad para cometer un delito y dejarte con un problema mayúsculo?
Y ya que hablamos de espionaje y promesas de buenas intenciones, ¿recuerdan cuando se descubrió, en tiempos del exmandatario de San Luis Potosí, Fernando Toranzo, que la Oficialía Mayor había comprado tres equipos de espionaje? Aquello fue un escándalo. El gobierno salió a decir que tuviéramos confianza, que solo se usarían para combatir el crimen organizado y siempre con orden judicial.
Pero una fuente muy respetable, dentro de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, me confesó en su momento que esos equipos se usaban a diestra y siniestra. Incluso uno estaba bajo control de la doctora María Luisa Ramos —entonces esposa de Toranzo— en las oficinas del DIF. ¿Ya se imaginan para qué lo usaban realmente? Pues eso es pecata minuta comparado con lo que ahora podrá hacer el Estado con las nuevas facultades que le aprobaron los diputados federales.
Partidos oscuros
Es bien conocido que, los partidos políticos en San Luis Potosí cargan con un enorme desprestigio. Y aun así, la mayoría se niega a transparentar los millones de pesos que reciben mes con mes. Basta revisar la Plataforma Estatal de Transparencia para comprobar quiénes son los más opacos y reacios a informar en qué y cómo gastan el dinero público: el Partido del Trabajo, Movimiento Ciudadano y el PAN encabezan la lista.
Ya no me ayudes
“Ya no me ayudes, compadre” es una frase muy mexicana para cuando, en vez de ayudarte, alguien termina perjudicándote. Bien podría aplicarla el alcalde de la capital potosina, Enrique Galindo Ceballos, que carga con varios cercanos que, lejos de apoyarlo, solo le abren frentes y conflictos por todos lados: el director de Comunicación, Eduardo Marceleño, y la contralora Gabriela López. Ya es momento de que Galindo tome decisiones firmes y se quite de encima a quienes solo estorban.