La crioterapia es la aplicación del frío con fines terapéuticos. Puede actuar como analgésico, anestésico y antiinflamatorio. Es útil en caso de esguinces, inflamaciones y contusiones
A continuación, repasamos qué es, en qué consiste o para qué se utiliza la crioterapia.
¿Qué es la crioterapia en la piel?
Según la Clínica Universidad de Navarra (CUN), la crioterapia es un procedimiento médico que consiste en aplicar frío extremo para destruir tejido cutáneo no deseado.
Es comúnmente utilizada para eliminar verrugas, tratar lesiones precancerosas o, en casos menos frecuentes, abordar determinados tipos de cáncer de piel.
¿En qué consiste el procedimiento?
La CUN indica que la aplicación se realiza habitualmente en el consultorio del profesional sanitario. Se puede utilizar un hisopo de algodón impregnado en nitrógeno líquido o una sonda por la que circula este mismo agente. El procedimiento suele durar menos de un minuto.
Aunque es breve, puede generar molestias. En algunos casos, se aplica anestesia local para minimizar el dolor.
¿Para qué se utiliza la crioterapia?
Eliminación de verrugas comunes.
Tratamiento de lesiones precancerosas, como la queratosis actínica o solar.
En casos seleccionados, se emplea para ciertos cánceres cutáneos. Sin embargo, es importante señalar que el tejido tratado no puede analizarse microscópicamente. Si se requiere un estudio patológico, se realiza previamente una biopsia.
Riesgos y efectos secundarios
Como cualquier tratamiento, la CUN asegura que la crioterapia puede conllevar algunos efectos adversos:
Aparición de ampollas o úlceras con posible dolor e infección.
Cambios en la pigmentación de la piel tratada.
Formación de cicatrices si la congelación alcanza capas profundas o se prolonga demasiado.
¿Qué esperar después del tratamiento?
Es habitual que la zona tratada se enrojezca y desarrolle una ampolla horas después del procedimiento. Puede tener un tono claro, rojizo o violáceo. El dolor suele ser leve y puede durar hasta tres días, según la CUN.
No se requiere un cuidado especial durante la recuperación. Basta con lavar suavemente el área una o dos veces al día y mantenerla limpia. Solo se recomienda cubrirla si roza con la ropa o está expuesta a lesiones.
En la mayoría de los casos, se forma una costra que se cae sola entre una y tres semanas, dependiendo de la zona tratada. Algunas lesiones, como las verrugas, pueden requerir varias sesiones.
Cuándo consultar al médico
La Clínica Universidad de Navarra indica que se debe acudir al profesional sanitario si:
Aparecen signos de infección como enrojecimiento, inflamación o supuración.
La lesión persiste tras la cicatrización o no mejora con el tratamiento.