Según datos recientes de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), cerca de 6 mil escuelas de educación básica en todo el país operan sin personal directivo, una situación que especialistas califican como una falla estructural del sistema educativo nacional con graves consecuencias para los derechos educativos de niñas, niños y adolescentes.
Erik Avilés, académico del Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación José María Morelos, advierte que la ausencia de directores es una práctica extendida que provoca la sobrecarga administrativa de los docentes, quienes deben asumir funciones de dirección sin recibir remuneración adicional. Esta duplicidad de funciones, además de vulnerar sus derechos laborales, impacta negativamente en el aprendizaje y atención de los estudiantes.
Avilés señala que estos docentes incurren en conflictos de interés al tener que supervisarse a sí mismos, lo que rompe con el principio de autoridad, genera conflictos internos, retrasa la entrega de documentos oficiales como boletas, constancias y certificados, y afecta la operación escolar.
Por su parte, Irma Villalpando, doctora en Pedagogía y académica de la FES Acatlán, enfatiza que el rol del director es fundamental, ya que articula esfuerzos, coordina al personal y da rumbo a las actividades escolares. Lamentó que la Secretaría de Educación Pública no garantice la cobertura total de este puesto clave en las escuelas del país.
Ambos especialistas coinciden en que esta situación ha sido poco visibilizada, pero afecta de manera directa a cientos de miles de estudiantes, al poner en riesgo su derecho a una educación de calidad, organizada y supervisada adecuadamente.