San Luis Potosí, SLP.- Las colonias del sur de San Luis Potosí —El Aguaje, Simón Díaz, Bellas Lomas, Satélite y Progreso— se han convertido en territorios marcados por la violencia estructural hacia las mujeres. En estas zonas, las historias de agresiones dentro del hogar, acoso callejero y desapariciones no son casos aislados, -son parte de una cotidianidad atravesada por el miedo, el silencio y la impunidad.-
La organización Nueva Luna Salud de las Mujeres A.C., con trabajo de base en estos barrios, ha documentado un patrón alarmante de violencia familiar y comunitaria que afecta de manera directa a mujeres, niñas y adolescentes. En su más reciente pronunciamiento, advierten que la descomposición social, el avance del crimen organizado y la omisión sistemática del municipio y el estado están dejando a estas comunidades a merced de la violencia.
“Las mujeres de estas colonias no sólo enfrentan golpes. También enfrentan el abandono de instituciones, la criminalización de sus cuerpos y la normalización del abuso en todos los niveles”, denuncia la organización.
En colonias como El Aguaje y Simón Díaz, el entorno se vuelve especialmente hostil para las mujeres adultas, mientras que en Bellas Lomas se ha detectado un repunte preocupante de violencia hacia adolescentes, incluyendo casos de abuso sexual infantil y reclutamiento forzado en redes delictivas.
Lo más grave, apuntan desde Nueva Luna, es que la violencia familiar se mantiene oculta bajo una capa de impunidad, las denuncias no prosperan, las patrullas no llegan y los espacios de atención son prácticamente inexistentes.
“La violencia empieza cuando el Estado decide no mirar. Cuando se normaliza que una niña no regrese de la escuela o que una mujer no pueda salir sola sin temer por su vida. Lo que pasa en estas colonias no es casualidad, es una crisis de derechos humanos”, advierten.
Aunque la organización ha impulsado redes comunitarias de mujeres para resistir y sanar colectivamente, sostienen que esto no reemplaza el papel del Estado. Exigen acciones urgentes, políticas públicas con enfoque interseccional y una presencia institucional real que garantice seguridad, justicia y reparación.
Nueva Luna subraya que las mujeres del sur de la ciudad no pueden seguir siendo invisibles para las autoridades. “Ni una red vecinal, ni una colectiva feminista puede sola contra un sistema que les da la espalda. Lo que se necesita es voluntad política, recursos y un compromiso serio por parte de los tres niveles de gobierno”.
Mientras no haya justicia ni intervención efectiva, El Aguaje, Simón Díaz, Bellas Lomas y otras colonias seguirán siendo territorios hostiles para quienes se atreven a ser mujeres.
