plano informativo

Psicoterapia con sentido humano: más allá del aula tradicional

Aguascalientes, AGS; En Aguascalientes, el Instituto Omeyocan se ha convertido en un espacio donde no solo se forman psicoterapeutas, sino también seres humanos más conscientes y emocionalmente sanos. Bajo la dirección de la doctora María Guadalupe Morales Plesent, especialista en sistema familiar y violencia intrafamiliar, el instituto ofrece maestrías, diplomados y doctorados en psicoterapia Gestalt, una corriente que integra cuerpo, mente y emociones.

“Mi vida es diferente, no solamente lo aplico profesionalmente, lo aplico conmigo y con mi familia”, comparte la directora. La formación que imparten, dice, ayuda a que las personas vivan con mayor bienestar, menos conflictos emocionales y físicos, y con herramientas para construir relaciones más sanas. “Mucho de lo que nos pasa corporalmente está ligado a nuestras emociones y a creencias falsas que nos atan”, afirma.

Tras años de trabajar en alianza con universidades, Omeyocan se consolidó como institución de educación superior. Hoy, sus programas están avalados oficialmente, lo que representa un paso importante para una escuela que nació del compromiso con el desarrollo humano. “Nos dijeron: si tienen tanta trayectoria, ¿por qué no hacerlo independiente? Y lo hicimos, con la experiencia de muchos grupos formados”, comenta Morales Presa.

El enfoque del instituto va más allá del aula. Buscan crear ambientes emocionalmente seguros, especialmente en la educación. “Un profesor en equilibrio impacta a sus alumnos. Claudio Naranjo decía: si queremos cambiar el mundo, cambiemos la educación”, recuerda la doctora. Parte de su trabajo es enseñar a identificar hasta dónde llega nuestra responsabilidad emocional y cómo cuidar de nosotros antes de intentar salvar a los demás.

Uno de los temas más urgentes, señala, es el suicidio, especialmente entre varones. “Las mujeres hablamos más de lo que sentimos. Ellos no. Y eso está relacionado con el alto índice de suicidio masculino”, explica. En ese sentido, propone que desde la educación se generen espacios para que los hombres aprendan a expresar lo que sienten sin miedo ni juicio.

Desde la mirada de Omeyocan, la salud emocional comienza por dentro: poner límites, aceptar la realidad y aprender a vivir el presente. “Cuidarnos no es egoísmo. Es necesario. Solo así podemos ofrecer paz, equilibrio y acompañamiento real a quienes nos rodean”, concluye la directora, convencida de que sanar el alma también transforma al entorno.
 

OTRAS NOTAS