Sin conexión, no hay vida. Porque ésta, requiere ser trasmitida.
No fuimos hechos para vivir como islas; estamos aquí, para existir y convivir con los de la misma naturaleza.
Hay que estar en comunión, y comunicación con los demás.
Pero, ante todo, necesitamos conectar con el Señor, para recibir la luz.
Ya que, en Dios, está la fuente de la alegría
Vivir, es convivir; es decir, para vivir bien, hay que estar vinculados con un semejante; pero también, nosotros tenemos que comunicar vida, y trasmitir luz.
Sin embargo, cuando los hombres rompen la comunicación, van acabando con la existencia.
Dice la Escritura, que el hombre es imagen y semejanza de Dios. Y esto, porque Dios, también es comunión de tres personas, en una misma naturaleza.
Dios, no es un ser solitario, en Él, hay comunión de tres personas, unidas por el amor.
Hoy celebramos a la Santísima Trinidad, y esto nos recuerda, que la naturaleza Divina, es una, pero integrada por tres personas distintas.
En esa perfecta unión, es donde radica el poder Divino. Y, si la humanidad estuviera tan unida como Dios, podría vencer adversidades que atormentan al hombre.
Si hay dolor y sufrimiento, es porque el hombre está dividido en sí mismo, y contra los demás.
Pero, en Dios, todo es comunión; y Él, quiere comunicarnos de lo suyo, para que podamos tener vida.
Dice la Escritura: “ Todo lo que tiene el padre es mío. Por eso he dicho que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes”. (Jn.16).
Dios, está siempre en comunión y comunicación con nosotros; pero nosotros, rechazamos el contacto. Y nos negamos a conectar con Dios.
Dice el Señor: “ Aún tengo muchas cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero cuando venga el espíritu de la verdad, él los irá guiando hasta la verdad plena…(Jn. 16).
Volvamos a conectar con Dios, para que haya luz en nuestra vida; y así, podamos recuperar la alegría.
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez.
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Juan 16, 12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».
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