Ana Paola Davila | 12/06/2025 | 16:55
Durante siglos, los fermentos fueron parte de las culturas tradicionales por necesidad de conservación. Hoy, vuelven con fuerza, pero ya no como supervivencia sino como elección consciente. En México, bebidas como el kombucha y el kéfir están ganando terreno, mientras que lugares como Oaxaca están impulsando una verdadera revolución de la cocina viva.
Kombucha: el regreso ácido del té fermentado
Kombucha: una bebida ligeramente efervescente a base de té fermentado con azúcar y una colonia simbiótica de bacterias y levaduras (SCOBY)- se ha vuelto común en tiendas saludables, cafeterías e incluso bares.
Desde el punto de vista científico, el kombucha ha mostrado potencial como bebida funcional. Un estudio publicado en Comprehensive Reviews in Food Science and Food Safety destaca su acción antioxidante, antimicrobiana y antidiabética, además de su capacidad para mejorar la salud intestinal gracias a su contenido de ácido acético y polifenoles.
"Consumido con moderación y producido bajo condiciones higiénicas, el kombucha puede ser una bebida beneficiosa para la salud metabólica y digestiva", señala el Dr. Manuel Rodríguez-García, investigador en microbiología alimentaria de la UNAM.
La FDA ha advertido que el kombucha casero puede contaminarse si no se fermenta correctamente. Se recomienda limitar su consumo a 100-150 ml diarios, sobre todo si se compra de origen artesanal.
Kéfir: el superalimento fermentado que llegó para quedarse
El kéfir, originario del Cáucaso, contiene más de 30 cepas de bacterias y levaduras. Estudios demuestran que mejora la digestión, la inflamación intestinal y fortalece el sistema inmune.
"El kéfir no solo contiene probióticos, también péptidos bioactivos y compuestos antimicrobianos. A diferencia del yogurt, tiene una colonización más duradera en el intestino." (Verywell Health)
En México, cada vez más marcas lo producen localmente. Su versión de agua también es ideal para personas con intolerancia. Una taza al día puede ser suficiente para notar sus beneficios, según estudios del NIH.
Oaxaca: el epicentro mexicano de la fermentación moderna
En Oaxaca, técnicas como el curado de frutas, la fermentación de maíz o la producción de pulque conviven con expresiones contemporáneas como kombuchas de manzanilla, vinagres de jamaica o pan de masa madre.
Chefs como Germán García reinterpretan la fermentación: "Aquí la gente viene con hambre de fermentos... servimos kombucha en copa de mezcal, usamos kéfir en salsas, curamos nuestras propias frutas con chile pasilla."
Panaderías como Pan Con Madre fermentan masa madre hasta por cuatro días, y productores venden en mercados vinagres naturales, chucrut mexicano y salsas fermentadas con técnicas japonesas.
Más allá de modas, kombucha, kefir y fermentos locales están marcando el inicio de una nueva consciencia alimentaria. Lejos del extremismo, su integración puede ser un puente entre salud digestiva, sabor auténtico y sustentabilidad.
"Fermentar es volver al origen. Nos obliga a esperar, a confiar en los procesos naturales, y a reconectar con lo que comemos." - Chef Paloma Escobar.